La canción de las 15:33. Hace meses que no comparto música en catalán y, sin yo saberlo, se me ha hecho larga la espera. Vuelvo por allí como aquel aventurero que no deja de dejarse sorprender. Y llego a Espolla, un pequeño lugar en el Alt Empordá, donde hay toneladas de humor y arrobas de talento. Sin lo primero, sería complicado recordar al gran Beethoven cuando de bautizar tu grupo se trata. Sin lo segundo, eres incapaz de hacer algo parecido a este fantástico El racó del romaní. Quim Carandell parece estar en el centro de todo. Buen tío, entonces.
