La canción de las 14:43. De los creadores del Partido Partidario del Descanso Diario llega ahora Vacaciones permanentes. Me cuesta pensar que en mi ciudad se haga punk, pero el gran Iván Andrés se encarga de desmentirlo. Será que ya casi no soy de allí.
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Me gustas Fer
La canción de las 14:02. Más de una década compartiendo canciones de grupos con nombres siderales y ha tenido que ser hoy, último y soleado día de enero, cuando descubro la mejor y más necesaria denominación de proyecto artístico que jamás haya escuchado. Este Velocidad extrema no es, ni de lejos, la canción de mis sueños y falta una coma antes de Fer, pero qué es eso ante semejante demostración de talento nominativo. Y sí, me lo han dicho alguna vez. Y sí, lo echo de menos.
Angie Sánchez
La canción de las 14:09. Rodeados, como estamos, de malos que hacen cosas de malos, cuánto se agradece la bondad, el talento y la belleza. La toledana Angie Sánchez ha hecho un disco precioso. Y esto, como lo otro, también hay que decirlo más.
Sal del coche
La canción de las 14:09. No tengo coche. No puedo salir de lo que no tengo. Releo la frase en cuestión y, coño, ¡lo que he escrito! Será que hoy, como los vizcaínos Lizardi, Alberto y Jangitz, componentes de Sal del coche, me siento muy punk. Será eso.
Moictani
La canción de las 14:10. Mi memoria es anterior a Google y eso, casi siempre, es una ventaja. Leo el nombre Vevey y, sin consultar, recuerdo sin saber muy bien por qué, que aquello está en Suiza, que allí murió Chaplin y que Nestlé, a la que tanto debo, tiene su sede allí. Mirando, ahora sí, sé también que es el lugar desde el que hace música la española Tania Praz, con canciones culinarias más que pegadizas, bajo el enigmático nombre de Moictani.
Muntz
La canción de las 14:27. Tengo un amigo que no logra tocar fondo. Lo intenta cada día, pero no lo consigue. Cree que ya ha puesto el pie necesario para tomar impulso, mas cuando hace el esfuerzo, resbala y, pese a sus mejores deseos, sigue bajando. Ya no sé muy bien qué aconsejarle. Le diré que escuche a esta banda de Alcázar de San Juan llamada Muntz, que nos suena a todo eso que tanto nos gusta. A él y a mí.
Varonas
La canción de las 14:24. Carezco por completo de ritmo en mis pies, aunque en mi cabeza el asunto sea bien diferente. Bailar, por más que me lo pidan, y tengo la suerte que me lo han pedido toda mi vida, no va conmigo. El ridículo y la vergüenza me lo impiden. Si la invitación llegara de Vanessa o de Gema, hasta me lo podría pensar. Soy, como bien cantan aquí ellas al frente de las Varonas, una víctima del ritmo.
Pedro de Dios y Antonio Fernández
La canción de las 14:15. De todos, también de todas, es sabido que quien me tuviera que llevar a mí por el camino del flamenco, tenía una cita ese día y no acudió al encuentro. Yo creo recordar que sí fui, pero tampoco lo puedo asegurar. El granadino Antonio Fernández canta como los mejores del arte jondo. Y la guitarra bluesera de Pedro de Dios, de los absolutamente imprescindibles Guadalupe Plata, lo eleva todo hasta el mismísimo infinito. Sin ir más lejos, ni tampoco más cerca, aquí mismo.
Gilipojazz
La canción de las 14:13. Algunos pensarán que Iker García, Ángel Cáceres y Pablo Levin se juntan para hacer el gilipollas. No seré yo. Alucinado me hallo con el talento, mayoritariamente instrumental, que desparraman estos tres tipos inclasificables. Qué honor, ser inclasificable. Debe ser estupendo.
Kokoscha
La canción de las 14:12. Como pan de manera compulsiva por aquello que dicen de las penas. Y nada. Será porque es de molde. Sigo tragicómico: lloré el sábado escuchando, por primera vez en directo, aquella preciosidad que los Kokoscha escribieron en recuerdo del montañero Iñaki Ochoa. Pero no me quedé ahí: me enamoré perdidamente de la estupendísima Amaia Tirapu y recordé por qué los navarros hicieron uno de los mejores discos del año pasado. Pan y música, entonces ¿no?