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La canción de las 14:21. Si a Diego Galaz le hemos visto convertir en arte todo lo que toca, incluida una silla de camping, tengo meridianamente claro el lugar al que llegarán los componentes de El Nido, Rodrigo, Álvaro, Eneko y Nacho, que hacen música desde Burgos. Raíces folkies pasadas por el tamiz de la producción fetén, eso es este excelente Aire, una estupendísima carta de presentación. Y a volar.

La canción de las 14:29. El día que tenía que llegar, llegó. Dos grupos con el mismo nombre. Y, para colmo de bienes, ese nombre es Algo. Así, como suena. Sin pensar en mucho más. ¿Cómo llamamos a esto? Pues algo. Eso es. Hace tiempo os presenté a una chavalada que cantaba a sus cosas. Hoy lo hago con dos tipos talluditos, Alberto Montero (magnífico aquello de Cuando el aire resuena) y Gonzalo Fuster, que han conseguido que, escuchándoles, recuerde a The Beatles, y eso siempre es bien, y que tenga que buscar el significado de una palabra. Y eso es mucho mejor.

La canción de las 14:07. Porque a mi sobrino le llamo Carletes, que si no, ningún impedimento le pondría a llamarle Carlangas. El apelativo mola casi tanto como lo novísimo de Carlos Pereiro, quien fuera líder incombustible de los siempre estupendos Novedades Carminha. Es ahora novedad que se lo monta en solitario. Y muy bien, también. Dice, potentísimo, que se acabó la broma.

La canción de las 14:07. Álex Egido y Javier Mitjans son primos-hermanos y hacen música, mínima, bella, en Barcelona. En algún momento le dijeron adiós a una tal Marina y ahora le dan la bienvenida a la argentina Josefina Armendáriz, que en esto del arte se hace llamar Josearmen. Ellos me suenan, a ratos, a Guitarricadelafuente. Ella, un rato, a Carla Morrison. Buenísimas referencias en todo caso. Antes de encontrarme con ellos, no tenía nada que pedirles. Y decidieron dármelo todo.

La canción de las 14:38. Más amante de la genealogía que de los árboles, mi regalo de hoy cierra algún que otro círculo virtuoso. Bajo el paraguas artístico de Lea Leone se esconde Natalia Alfaro León, hija de Fernando Alfaro (Surfing Bichos, Chucho, él mismo y su estupendísimo extintor de infiernos) y de Isa León, en los mismos proyectos y también brillando como Is. La familia entera ha pasado ya por aquí. La música de Natalia tiene cosas de sus progenitores. Y eso solo puede ser bueno.

La canción de las 14:20. El viernes, euskera. Hoy, gallego. Así es de chulo es este cada vez más modesto blog de música e ilusiones. PALOMA PALOMA es, no hay que ser muy listo, una compostelana llamada Paloma, joven con talento a raudales. Participa, junto con otros nada mancos, en Puro Deleite, un proyecto en el que gallegos brillantes reinterpretan clásicos de la música popular de su mágica tierra. PALOMA PALOMA se ha atrevido con Quen poidera namorala, la versión que Luis Emilio Batallán publicó en en 1975, basado en O niño novo do vento, el poema de Álvaro Cunqueiro. El gran Xoel López ya la grabó hace años. Tiradme piedras, si queréis, pero PALOMA PALOMA mejora al genio coruñés.

La canción de las 14:36. Palabras sueltas. Es lo único que entiendo de esta preciosidad de la guipuzcoana Esti Markez. Eso sí, la melodía la comprendo perfectamente. Y me llega. Será esa la magia de la música. Luego, pregunto y me traducen. Su disco se llama Hitzekin Jolasean, esto es, Jugando con las palabras. Esta canción, tan leve como bonita, Ametsez Ezin Da Bizi. No puedes vivir en un sueño, me chivan. También que en ella le acompaña Eñaut Elorrieta, viejo conocido por estos lares. Todo bien entonces.

La canción de las 14:35. Pese a todo, y afortunadamente, quedan miles de historias por vivir. Cuando el barcelonés Guillem Cunill se sube a un escenario se hace llamar Willy Tornado y toca y canta como los más clásicos del lugar. Y suena excelente.

La canción de las 14:30. Cuando sus amigos se ponían finos (sic), al ampurdanés Jaume le llamaban Yaune. Sin entrar a valorar el grado de finura, que no son horas, ese es el origen de Yaunest, un chaval fuera de su tiempo al que le inspira la música de los años 50. Y nosotros, tan contentos porque sea así. Poneos finos y descubridlo, que merece mucho la pena.

La canción de las 14:23. Mi padre nunca leía estas líneas. “Eso que escribes sobre música… ¿Dónde lo puedo ver?”. Creo que no se lo dije nunca; le habría sonado a chino. A él le gustaba la ópera y la zarzuela, sobre todo cantar Marina a voz en grito: “A beber, a beber y ahogar el grito del dolor, que el vino hará olvidar las penas del amor“. Y así. Ahora, días después de su marcha, encuentro fuerzas para regresar a mi divertimento casi diario. Y lo hago con Jimmy, Gonzalo, Pablo y Dani y su musicaza de ayer hecha hoy mismo. Nada de violines tristes. Marchita rica. Y una cometa para subir al cielo y poder verle.