Derrumbe

La canción de las 14:49. Existe el destino. Si no fuera así, hoy yo habría descubierto un proyecto musical de nombre Felicidad máxima o Sonríe, por favor. Y no, entre bomba y bomba, me tropiezo con Derrumbe. Es el nuevo proyecto de Antonio Trapote, de Aranjuez, ese lugar al que Joaquín Rodrigo, primero, y los Rufus T. Firefly y hasta Bum Motion Club mucho después, pusieron para siempre en el mapa musical de nuestro país. Trapote cantaba hasta hace nada en Ambre. Aquello terminó. Esto empieza. Y muy bien.

Rubén Pozo

La canción de las 15:18. Desperté, perezoso, en una guerra de las de verdad. Prefiero, de lejos, esas otras de pasillos genoveses y puñaladas traicioneras. Era, en realidad, lo que nos faltaba, después de lo que aún no hemos acabado de pasar. Una guerra cerca, televisada, con consecuencias, siempre económicas, para nuestros bolsillos. Suficiente para dar portazo a las otras que olvidamos cada día. Pese a lo horripilante que es Putin, nunca podrá acabar con la música. Suelo tener claro, casi siempre, quién es el mejor en los dúos. Con Ortega y Gasset no fallo. Con Rubén Pozo, tampoco.

Belén Aguilera

La canción de las 19:45. Ataco con cierta nocturnidad, bastante alevosía y algo de ocultamiento forzado. En principio, poco de lo que haga esta catalana de 26 años me debería gustar, pero, vete tú a saber por qué, este ultramoderno Inteligencia Emocional me ha molado. La escuché ayer en esa especie de carta de ajuste virtual con la que Movistar enseña lo mejor que tiene y, al buscar de quién era, descubrí que Belén Aguilera arrasa. Y yo, con estos pelos. Pasaré urgentemente por mi peluquería de confianza.

Santi Araujo y Anni B Sweet

La canción de las 11:19. Preveo huracán laboral en apenas minutos. Por este motivo y, sobre todo, porque ardo en deseos de compartir belleza, adelanto el regalo diario. El galleguísimo Santi Araujo, de Ponteareas para más señas, ha sacado hoy mismo un disco precioso de verdad, bonito hasta decir basta. Varios de sus temas podrían pasar con toda justicia por este modesto blog de música e ilusiones, mas al tener que quedarme con uno solo, lo haré con este monumental dueto con la granadina Anni B Sweet, por lo que se ve, en casi permanente estado de gracia. Escuchad este Qué mal me sienta quedar contigo y luego me contáis. Pero, de verdad, dadle una oportunidad a todo el disco, pleno de talento y sensibilidad.

No funciona

La canción de las 15:14. Han tenido que ser cuatro amigas de Barcelona, Pol, Martina, Esther y Paula, las que pongan banda sonora a la película de terror nauseabundo que se vive aquí, a cuatro pasos desde donde escribo estas líneas. Se hacen llamar No funciona y su canción de estreno, Todo mal Nada bien. Mejor resumen, imposible. Por cierto, he de pedir más palomitas, que se me han acabado.

Egon Soda

La canción de las 15:21. Está bien. Me rindo. Levanto bandera y entrego armas. Abandono mis maniobras pegadito a la frontera y regreso con aquello que sea preciso entre las piernas después de haber dejado eso otro que acostumbraba a llevar entre los dientes. Romperé normas jamás escritas y si Egon Soda (AKA Uno de los tres mejores grupos del país) se empeñan en descubrir una maravilla por mes, aquí estaré yo, desarmado y cautivo, compartiendo letras como las que ha escrito Ferrán Pontón y canta Ricky Falkner en este sensacional Ortigas en tu nombre: “Cuando me vengas a buscar / habrá solo otro hombre / que te deberá / la vida entera”. Y así todo.

Ramada Inn

La canción de las 14:26. Si os contara yo cómo conocí, además de a vuestra madre, a Juan Valls, no me creeriais. Lo que sí os voy a contar es que Juan es primo de mi hermano el pequeño y, pese a ello, y por aquello de los parentescos imaginados, no lo es mío. Juan es un pedazo de músico de Oñati, allí, al pie de Aránzazu, en lo más profundo de lo mágico, que canta y toca desde que lo conozco, pero nunca tan bien y tan extraordinariamente bonito como ahora, al frente de los Ramada Inn, que se llaman como esos hoteles, como aquello tan chulo de Neil Young. En su aventura más americana le acompañan Ander Etxaniz al bajo, Íñigo Ugarte a la guitarra y Mikel Marco a la batería y suena a eso que tanto nos gustó siempre, incluso ya cuando lo conocí.

Shego

La canción de las 15:28. Me dijeron los que más saben del asunto que, sin falta, escuchara las canciones de los neoyorquinos Big Thief. Servidor, ocupado en estar a la penúltima de la mejor música que se hace ahora mismo en este nuestro país, encontré hueco y les hice caso. Y, como no podía ser de otra manera, me gustaron. Mucho. En lógica contraprestación, yo les hablé de Maite, Raquel, Irene y Aroa, las jovencísimas componentes de Shego, autoras de uno de los mejores trallazos del año pasado, ese Vicente Amor que recomiendo a diestro y, muy especialmente, a siniestro. Ellas han estrenado hoy esta estupenda versión de Paul, de Big Thief. Pablo me ha encantado. Se lo voy a decir a mis amigos.

Niño valiente

La canción de las 15:27. Nunca creí ser un niño valiente. Es más, siempre pensé justamente lo contrario. Después, me enseñaron a perdonar a mis compañeros y a mí el primero y en ello estoy aún. Mejor, por supuesto. El granadino Luis Cortés se juntó hace unos años en Madrid con el local Nacho Ochoa y con el argentino Sebastián Guidice, batería de los míticos Amigos Imaginarios de Santi Campos. Y se pusieron a cantar y a tocar juntos. En Llorar un rato está por todos los lados Calamaro y eso es siempre bueno.