31 de octubre. Eskorzo

La canción de las 16:05. Concluye la semana laboral, concluye este octubre que pareció un junio más cálido de lo habitual y es el inicio de mi relación de amistad con Eskorzo. Fin y principio. Cinco discos después tropiezo con este grupo de Granada, de nuevo la musicalmente ilimitable Graná, al que llego a través de la colaboración que uno de los más grandes, Coque Malla, ha hecho con ellos. Se llama “Suave” y eso es todo.  Muchísimo, por cierto.
[youtube https://www.youtube.com/watch?v=5-JYM8CrjaU&w=560&h=315]
 

30 de octubre. Leo Minax y el Steen Rasmussen Quinteto

La canción de las 11:17. Desde hace ya más de un cuarto de siglo, el imprescindible Carlos Galilea lleva enseñándonos en la única radio que se puede escuchar en este país que cuando los elefantes sueñan con la música suelen escuchar canciones en portugués con acento brasileño. Bendito momento aquel en el que Leo Minax decidió olvidarse de su vocacional periodismo para centrarse en la voz y el pentagrama. Lleva años colaborando con los mejores, aunque cuando más me gustó fue cuando grabó un espectacular disco con el maestro danés de jazz Steen Rasmussen y su fantástico quinteto. Regalazo, también, el de hoy, no me digáis.
[youtube https://www.youtube.com/watch?v=g8H3PJ_R4O0&w=560&h=315]

29 de octubre. Royal Blood

La canción de las 13:54. Me fui de cañas y regresé aún más cañero de lo que me había ido. Recordé a ese agradabilísimo hombre, compañero de compañera, esto es, compañero al fin, que me preguntó el otro día de dónde había sacado a Benjamin Booker. Se lo conté y le prometí nuevas sorpresas. Aquí va ésta de Royal Blood, el grupo de dos casi imberbes chavales de Brighton, que lo han bordado en su disco de debut. Guitarrero es poco. Bueno, se queda corto.
[youtube https://www.youtube.com/watch?v=jhgVu2lsi_k&w=560&h=315]

28 de octubre. Isma Romero

La canción de las 13:16. Recurramos a los clásicos para disfrutar el momento en el que vivimos. Isma Romero ha bebido en las mejores fuentes del mejor de los estilos musicales y se nota desde el primer compás y desde la segunda nota. Se presenta ahora en solitario con este “Antes de que esté prohibido”. A mí ya me ha ganado.
[youtube https://www.youtube.com/watch?v=u4Z7LkSYCbg&w=560&h=315]

27 de octubre. Stereotipos

La canción de las 11:18. Me lleva el amigo David Quinzán por el camino del retorno a lo mejor y descubro a este grupazo gallego llamado Stereotipos. Facturaron tres fantásticos discos hace solo unos añitos, siempre bajo el liderazgo de ese hacedor de canciones llamado Manu Rodríguez. De su por ahora corta pero mucho más que provechosa producción, me gusta sobremanera este “200 buitres”. Seguro que no seré el único.

26 de octubre. James

La canción de las 11:32. Cambié la hora, pero me pasé. Retrasé, en principio, los sesenta minutos pactados. Sin embargo, el calendario de mi habitación, autónomo él, retrasose una hora y 21 años, cual condena carcelaria. Aún impresionado por el regreso al pasado, pude pensar durante un segundo y raudo y ante la ausencia del ordenador aún no concebido, encendí la radio. Y allí sonó este vibrante “Sometimes” de los ingleses James, leído como todos lo aprendimos y no con la “J” futbolera de ahora. Y no pude parar de moverme al son de la musicaza de toda la vida. Exactamente 4 minutos y 37 segundos después aquello volvió a la rutinaria normalidad. Llamaron a la puerta y un oscuro tipo vino a reclamarme lo bailao para quitármelo. Me resistí y vencí. Para siempre.

25 de octubre. Alan Parsons Project

La canción de las 11:15. En repetidas ocasiones he hablado en este blog de mi hermano el pequeño y a fe que seguiré haciéndolo. Por primera vez, creo, hoy lo haré de mi hermano el mayor. Ese que justo en este día dobla la esquina del calendario y se hace adulto. Dicen que cumple 50 aunque viéndolo nadie lo diría. No le llevó quien lleve a estas cosas por el camino de la música, por mucho que él durante años pensara lo contrario. Y, sin embargo, entre los poquitos vinilos suyos que encontré la primera vez que abrí el cristalito de aquel maravilloso Kenwood que sonaba como un tiro, había un par de ellos mucho más que decentes. De los que más, alguno de Alan Parsons Project, que sonaba a gloria pura y hoy lo hace a pura gloria. Como en la familia no éramos mucho de hablar, creo que nunca le he dicho que le quiero. En mi actual y maravillosa época expansiva, primero lo escribiré y después se lo diré. Es lo que tiene el sentir.

Ríete tú de la canción protesta. Pedro Pastor en concierto

Delante de mí, dos veinteañeras se gritaban una a la otra: “Amo a la libertad, amo a la gente normal”. De repente, como pasan las cosas que pasan sin esperarlas, me encontré de frente con parte de esa generación que yo creía perdida. Allí, cantando completitas las letras de uno de los descubrimientos más esplendentes de los últimos tiempos. Coreando los temas de aquel fantástico “Aunque cueste contarlo” y también, para encantada parálisis mental del que suscribe, del novísimo “La vida plena”. Pero, ¿cómo es que lo conocéis? Quise preguntar uno a uno a los miembros de aquella entregada hinchada que hacían más del centenar. Mas pensé que el recién llegado era yo y por ello decidí regocijarme en la bendición de las redes sociales, en la maravilla del boca-oreja, en la cibernética vuelta a los clásicos orígenes. Sería grandilocuente si dijera que recuperé la confianza en el ser humano. Ya lo he sido.


Dudo si Pedro Pastor ha cumplido los 20 años, pero sé que los 21, no. Una de sus canciones habla de la generación del 94. Echo cuentas, las mías, y me echo a temblar. Pero a la vez me maravillo al verle disfrutar ante una audiencia entregrada. En mi ciudad, sí, en mi propia ciudad, esa que yo siempre veo dormida, pasiva, resignada. Cautiva y desarmada. La otra noche no la viví así y a Pastor se lo agradeceré mientras pueda. No se me fue la sonrisa en hora y media de concierto. A veces, la tonta; las más, la dichosa por no haberme perdido lo que en otros tiempos resultó tan absurdamente prescindible.


cd_pedroguerra_lavidaplena

Ríete tú de la canción protesta. Pedro Pastor es ese mismo que en sus canciones da caña hasta al más pintado. Ese que cuenta las verdades del banquero, el que canta las cincuenta a todo bicho viviente. El que denuncia la indignidad que nos rodea. El que reconoce su complicidad con esa vergonzante situación. El que se niega a dejar de soñar con algo mucho mejor. El autor de un potentísimo discurso que cae, ya bien entrada la madrugada, como el rocío mañanero sobre veinteañeras cabezas dispuestas a pensar escuchándole. Ese que recupera el nombre de Pablo Guerrero, abuelo, por edad, de la mayoría de los presentes. Ese mismo.


En algunos momentos del concierto solo faltó el babero en el escenario. El chaval miraba a sus padres, el mítico Luis Pastor y la canaria Lourdes Guerra, hermana del monumental Pedro, con toneladas de admiración. Ellos, artistas y librepensadores, ignoro si en ese orden o más bien en el contrario, observaban a su criatura con quintales métricos de orgullo. Ganas me dieron de subir a la tarima a limpiar las babas más emotivas que en tiempo han visto mis ojos. La casta, de la buena, y el galgo.

El maravilloso círculo se cerró con la palabra del hermano salmantino, Suso Sudón, brutal rapsoda, con puntos y comas por imperiales banderas de locuaces ejércitos plenos de puro arte.

Debería poder ganarse la vida Pedro Pastor haciendo lo que tan bien hace. Si no fuera así, el fracaso sería tan insoportable como nuestro.

Fecha: 23 de octubre de 2014.
Lugar: Sala Music Factory (Salamanca).
Músicos: Pedro Pastor (Guitarras y voz), Marcos Bayón (Guitarra y coros), César Bayón (percusiones y coros). Invitados: Lourdes Guerra y Luis Pastor (coros), Suso Sudón (voz).

23 de octubre. Pinche Serrano

La canción de las 10:08. “Devuélveme los discos de Otis”, cantan F.J. Serrano y J.F. Serrano, imagino que familiares y sé que residentes en Madrid. Ottis se apellidaba Redding y era un gigante. Ellos, F.J. y J.F., han tomado su propio apellido para dar nombre a su grupo. Dicen que han inventado el sonido Pinche Serrano. Habrá que patentarlo cuanto antes porque suena muy bien.