La canción de las 18:41. Creo estar acostumbrándome a compartir música a esta horita, con toda la solana cayendo impúdica. Por cuestiones de arte mayor, tendré que variar casi ya, que el venidero asueto, mas corto aún que merecido, es lo que tiene. Un buen día Tomás Estacio se encontró con Tomás Bensadón, cerebritos ambos, y se preguntaron, además de si habría en el mundo mundial un par de apellidos más estupendos, cómo llamarían a un proyecto musical en el caso de que ambos se decidieran a hacerlo. Ellos dos son, claro, tomásss. A la brillantísima Vera Noor ya la conocéis los fieles y las fielas del blog; y de Belmar solo sé que es mexicano y que, como los anteriores y la anteriora, mola un rato. Sobre el bolerazo que se han marcado, cuando me llaméis por teléfono para decirme todo lo que os ha gustado, solo contestaré “de nada”.