La canción de las 14:25. Varios Robertos llegan a mi pensamiento y, of course, no quiero que ninguno muera, ni ahora ni casi nunca. El nombre del grupo que hoy he conocido deriva a uno de sus componentes, Robert Panadès, que no llegó a tiempo al primer ensayo de la banda a causa del colapso generado por un accidente en el centro de Barcelona. Aquello quedó en nada, pero la luctuosa denominación, The death of Robert, ya era una realidad. Al bajista Robert, felizmente vivo y coleando, le acompaña la italiana Lara Giardina, a la particular voz y a los teclados, Pablo Salvadores, a la guitarra y Simón López, a la batería. Suenan demasiado bien para haber muerto.
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