La canción de las 14:32. El ejemplo, como tantos otros, está en el fútbol. He visto jugar a hijos de padres que fueron muy buenos y, qué queréis que os diga, hay de todo, pero más mal que bien. Hasta ahora, en el mundo de la modesta música patria no conocía demasiados casos: Pedro Pastor, Lea Leone o Leia Destruye, se me ocurren así de pronto. Pero ni Pedro puede cantar como Luis ni, por supuesto, Natalia como Fernando o Leia como Ramón. He aquí la vibrante novedad. Andrés canta, con lo que difícil que es, como Iván y de aquí no me bajo. Junto a sus compañeros Raúl, Antón y Roque, Andrés Ferreiro conforma Querido, nombre glorioso, por cierto. Debutaron en el Náutico y ojalá, comparaciones aparte, se lo sigan pasando bien cantando.