La canción de las 16:03. Casi olvidé que tenía un blog en el que compartir lo mejor de la novísima música nacional. Las fiestas, los puentes, el snooker, la lectura enfermiza y los bares de barrio casi lo consiguen. Ya de vuelta a la realidad, diviso a lo lejos un perro esbelto, de esos transversales a la condición humana. Me acostumbré a verlos cuando llegué a uno de los barrios más complicados de mi ciudad natal y con alguno de ellos me cruzo hoy en día, mientras oigo acentos sudamericanos, cerca de donde trabajo. Pensé que era un galgo, pero no, era un podenco. Este Ausencia llega de la escena más oscura de Valencia. Y me gusta.