La canción de las 14:15. De todos, también de todas, es sabido que quien me tuviera que llevar a mí por el camino del flamenco, tenía una cita ese día y no acudió al encuentro. Yo creo recordar que sí fui, pero tampoco lo puedo asegurar. El granadino Antonio Fernández canta como los mejores del arte jondo. Y la guitarra bluesera de Pedro de Dios, de los absolutamente imprescindibles Guadalupe Plata, lo eleva todo hasta el mismísimo infinito. Sin ir más lejos, ni tampoco más cerca, aquí mismo.