La canción de las 15:34. Hubo un día, hace unos cuantos años ya, que me topé con un murciano llamado Ángel Calvo, que subtitulaba su proyecto musical como Los trenes de larga distancia. Subyugado por semejante denominación, decidí seguirlo. Tras tiempo de despiste, me reencuentro con él en Pedriñanes 77, donde se acompaña por Javier Alburquerque y Antonio Díez, un Alvia y un Avant, imagino. En rabiosos tiempos de quedarse corto quemando calles, nada mejor que el punk. Y si es dedicado al extinto y nunca suficientemente bien ponderado Windows 98, mucho mejor.