Olga Zoet

La canción de las 18:45. Hace demasiado tiempo que no voy a Lleida, casi, casi desde que en Salamanca la llamábamos Lérida. Mi madre pasó allí unos cuantos años y allí aprendió el catalán que nunca olvidó. Cuando casi ya no recordaba nada, se sabía todas las calles de su infancia. Y las repetía, justo antes de volverlas a repetir. Siempre me gustó Lleida: la torre de los tíos, la Seu y el Castillo, la niebla, las peras y la butifarra que nos compraba la tía Cecilia, aquellos tormentones con el cielo a punto de estallar, los caracoles a la llauna, Indíbil y Mandonio y el tan brutal como callado románico del Pirineo. Eso era hasta unos minutos antes de las seis y media de hoy. A partir de ese momento, decidí unir a la lista a la joven Olga Zoet, que canta a la Gravetat como solo lo hacen las buenas.

Deja un comentario