Alberto Ballesteros

La canción de las 16:26. Ayer tuve un día de mierda. Así, sin exagerar y sin apenas tiempo para calentar los paños. Pero fue entrar en aquel garito y comprobar que allí había 50 o 60 tipos felices. El que más, en el escenario, este Alberto Ballesteros, que ya había pasado por aquí con aquel stoniano a más no poder No nos van a reconocer. Lo conocí por amigas de queridísimas. Parece buen tío y toca la guitarra, además de muy bien, con ese bamboleo tan característico del gran Keith Richards. Y eso, tan de cerca, es impagable. También las risas, el mejor rollo, el infinito talento, la buena música en vivo al fin. Lo bueno que sería este lugar al que llamamos mundo si Alberto Ballesteros, y tantos como él, pudieran vivir (bien) de su arte. Anda ahora presentando nuevo disco y ya hay fieles, benditos, que se saben las canciones. También la de este Mañana será otro día. Por cierto, mi día de hoy tampoco es mucho mejor. Después del snooker de dentro de un rato, os cuento, aunque siempre quedará un buen concierto que ver.

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