La canción de las 17:53. Viajé del hígado al corazón de la pandemia, mas no noté nada extraño. Asintomático es adjetivo que me viene de embute. Dejé una casa para venirme a otra. Gran tenedor sería si fueran mías todas aquellas en las que me reciben bien; ya sea ella, ya ellos, ya mi sofá amarillo, pero, además de asintomático, no soy mucho de propiedades. Entre medias, escucho música. Nueva, a poder ser. Como esta orilla de La Claridad. Son cuatro, de Madrid, y alguna, Irene López, en concreto, ya se pasó por aquí antes de que todo dejará de ser como antes.