La canción de las 15:28. Me miro al espejo y pienso que la canción que hoy comparto no me debería gustar. Por edad, básicamente; también por otras cosas aún más relativas que el tiempo pasado. No es la primera vez que me pasa. Me sucedió ya con canciones que ahora me encantan. A la madrileña Gabriela Casero la descubrí ya hace un par de años con su proyecto MOW. En solitario suena, ya digo, a eso que no me debería gustar y, sin embargo, cada vez me gusta más. Gracias por ello.