La canción de las 10:39. Hay que ser muy bueno, pero que muy bueno, para hacer doblete en este blog de música e ilusiones. Por aquí solo aparecen más de una vez los mejores, así como suena. Hace meses os regalé a David Quinzán y hoy me apetecía volver a ofrecéroslo con su nuevo disco “El vino de las despedidas”. Lo haría porque sí, sin más necesidad que el placer mismo, pero es que ayer, solo hace unas horas de nada, le vi sobre un escenario acompañando a ese monstruo del Renacimiento llamado Xoel López, todo un genio con mayúsculas, que acabó por reconfortarme con el género humano, nocheviejas universitarias aparte.