La canción de las 11:13. Mifunne suena a mi adorado idioma japonés y ese ya es un punto positivo en mi particular lista de encantamientos personales. Pero es que además suenan a armónica tranquilidad, justo esa misma que necesitaba esta mañana. Es lo que tiene la música, especialmente la buena, que pides y te da. Y sin pedirte nada a cambio.