La canción de las 14:47. A mí estas cosas me hacían mucha más ilusión antes. Pero muchísima más. Y no sé muy bien cómo tomármelo. Será que he madurado; será que, definitivamente y contra todo pronóstico, me estoy haciendo mayor. Será, casi con total seguridad, que España gana la Eurocopa y mi padre no me llama para comentarlo. De vuelta a la realidad, proclamo mi admiración profunda hacia todo lo que hacen los Carolina Durante, más aún a cómo lo hacen. Ya son tan grandes, que hasta hacen versiones de sus canciones. Simun, el de los Tourjets, ha hecho una bien buena y diferente de La planta que muere en la esquina.
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Peligro!
La canción de las 14:37. Tengo las orejas levantadas. Especialista como soy en situaciones de riesgo, atisbo el peligro sin necesidad de luces largas. Me gustaría recibirlo como se merece, pero nunca fui de pegarme como nadie. En la espera, sobrevivo más que bien con estupendas guitarras potentes llegadas de Mallorca. De la tristísima ausencia del inicial signo de exclamación en Peligro! ya hablaremos otro día.
Anadie
La canción de las 14:06. Esta talentosa malagueña llamada Ana es un poco como yo. Dice que está así de tranquila y luego, todo lo contrario.
Mar Casak
La canción de las 14:11. El que no vea poesía de arte mayor en el golazo de ese crío, que se lo haga mirar. Hasta aquí mi aportación futbolera al gustirrinín de ayer. Ahora, a lo que vamos. Sigo todo lo que hace Germán Gómez-Escolar, genial ya desde su mismísima denominación artística (Germán Ges) y prácticamente todo me gusta. Por supuesto, en La Milagrosa; también, mucho, en Carrera blanca. Ahora, lo encuentro colaborando en el proyecto en solitario de Marcos Villanueva, Mar Casak. Y, oh, sorpresa, mola de igual modo. “Quiero que tú sepas que te quiero“, canta. Pues eso.
Mecano
La canción de las 18:24. Algo me dijo a mí a la hora que habitualmente comparto música casi, casi a diario, que esperara. Obediente, lo hice y ahora recojo los frutos: Venezuela, la Stasi, Ayuso, Begoña, me gusta la luna y ya tal. No fue Mecano, ni de lejos, mi grupo favorito, pero la única vez que los vi en directo, finales de los ochenta hablo, descubrí que me sabía las letras de todas sus canciones, algunas de ellas realmente magníficas. Siglos después, habiendo estado en Nueva York, pero no en Hawai y mucho menos en Bombay, solo repelús.
Ane Martija
La canción de las 14:20. Con retraso, felicito a mi amigo navarro, el lánguido por antonomasia, por San Fermín. Sin quererlo, encuentro a una paisana suya, muy joven, que me alegra la mañana cantando a esos seres de noche. “Si me viera mi madre”, canta Ane Martija. Ay.
Copa Turbo
La canción de las 14:18. A la espera de que dos chavalotes negrazos como el tizón nos den una alegría en la Eurocopa a casi todos, me quedo con otra copa. Ales, Revi, Manuelao y Juanone son Copa Turbo y hacen musicón desde Santiago. Galicia nos sigue salvando.
Mia Lardner
La canción de las 14:19. No lo busco, me encuentra, escribo yo. Es triste, pero es así, canta la jovencísima barcelonesa Mia Lardner. Estamos empate.
Tiger Menja Zebra
La canción de las 14:54. Desperté raro. Dejémoslo, mejor, en desperté, así, a secas, que lo de raro ya viene de serie. Pregunté a los que más saben por música extraña y los Tiger Menja Zebra llegaron raudos a mi auxilio. Unos tipos de Barcelona que cantan hablando sobre espectaculares bases maquineras. Han sacado un disco titulado Admirables en el que, literalmente, hacen canciones a personas que ellos admiran. El humorista Miguel Noguera, el desaparecido Pepe Rubianes, la más recientemente fallecida Mimi Parker y, claro, el estupendísimo David Rodríguez, que, como La estrella de David, tantas veces ha pasado por aquí. “La idea de que me dediquéis una canción me parece regular. Me avergüenza y me da pudor por un tubo“, les dice el propio David al acabar este temazo. Pensándolo bien, no está tan mal ser raro.
Gentleman Clef
La canción de las 14:23. Dudo yo que haya por ahí alguien a quien le gusten más los Beirut que a mí. Disfruto, cual cerdo en charca, con la música del brillantísimo Zach Condon y sus chicos. Intuyo, llamadme osado, que a los hermanos Serrano, Juan y Germán, les sucede algo parecido. Si no es así, este libanés (y precioso) Isn’t it true? lo disimula muy bien.