Montefuji

La canción de las 14:50. En mi otra vida estudié japonés. Aprendí, me dolió la cabeza y, a causa de la posterior falta de práctica, olvidé todo. En mi vida anterior a mi otra vida, estuve un día en Castellón. También se me olvidó. Los Montefuji son de allí y llevan diez años haciendo canciones estupendas.

Laaza

La canción de las 14:18. Transito del desamparo a la armonía y todavía hay quien dice que lo importante es el camino. Si acaso, las alforjas, más si son en forma de música. La jovencísima Laura Aznar hace canciones bajo el nombre de Laaza. Pisaflores es una de ellas.

Béla Sándor

La canción de las 15:32. En nuestra vida real siempre fuimos decadentes, cantaba Calamaro antes de que las drogas dejaran de impulsar su enorme talento para afectar de manera traumática a su ideología. La vida real, el concepto. En mi vida real tengo una habilidad especial para localizar a la gente según como se apelliden. Así soy y así se me quiere. Sé, sin duda alguna, cómo acaban los apellidos de la mayoría de los georgianos y me sucede lo mismo con los armenios. Si Béla Sándor existiese, solo podría ser húngaro, aunque solo fuera por tipos apellidados Lugosi o Kocsis. Desconozco qué ha llevado a Álex Ortega y a Alberto Riazuelo a llamar así a su nuevo proyecto musical. Sí que sé que, en mi vida real, todo lo que hace Ortega, conocido por las inmensas bondades musicales de Calavera, me gusta. En cada amanecer y también cuando cae el día.

Seiza

La canción de las 15:48. La diferencia entre la valentía y la inconsciencia se resume en la cantidad de vendas necesarias para sanar las heridas posteriores. No sé si agota más ser antimadridista o ser valiente. En lo primero ya ni me esfuerzo; lo segundo me deja baldado, más sabiendo el gustito que da rendirse. Disfruté viendo disfrutar a personas de las más buenas que conozco. Algunas de ellas, adorables a más no poder, me chantajearon con abrazos, conversación y miradas limpias para que compartiera música de unos amigos que, en condiciones normales, no tendrían mucha cabida por aquí. Cosas de chiquillas. Están en la edad. Yo, algo menos.

Biznaga

La canción de las 14:06. Desperté harto de equidistancias; de las mías, principalmente, y deseoso de encontrar una canción de amor, pero también una declaración de guerra. Vamos, una canción de acción directa. Jorge Navarro, letrista y bajo en los cada vez más imprescindibles Biznaga, avisaba en los últimos días que había hecho su mejor letra con este El entusiasmo. El nivel era altísimo, pero ojito a lo que aquí canta Álvaro García. Y justo hoy, prestos a reflexionar, aunque sea rezando.

Silencio sepulcral

La canción de las 15:09. Existe aún el indie y no es nada de eso que estáis pensando. Más bien, todo lo contrario. Difícilmente se puede ser más alternativo que este disco, Silencio sepulcral se llama, en el que Anna Taulés y Marc Ribera, de Doble pletina, escriben canciones para otros. Por ejemplo, este Todavía hace calor, más idóneo para noviembre que para estos comienzos de junio, en el que participan Francina Ribes y Jordi Llobet. Underground, mucho más under que ground.

Mizmaya

La canción de las 15:11. Me gustan los topónimos. Dar nombre a los sitios ha de ser una gran responsabilidad. No sé cómo llamaría yo a un lugar si tuviera ocasión de hacerlo. El Mizmaya, o Vizmaya si es que se trata del mismo, es un monte cántabro y de allí tomaron el nombre Alex, Nacho y David para formar un grupo, que suena a verde.

Tus novias indie

La canción de las 18:40. Escucho en la radio que recordar es pasar dos veces por el corazón. Cor, cordis, corazón. Puro latín. Añado yo que recuerdo es estar dos veces cuerdo, aunque no lo tenga del todo claro. Sirvan este par de referencias ilustradas para glosar a Ada, Clara y Lucía, Tus novias indie en los carteles, que, en un día como hoy, cantan al facha que se enamoró de ellas.

Yavy

La canción de las 14:59. Conseguí mi objetivo y evité penas esperadas. El mar, claro, me ayudó. Veremos la siguiente. De vuelta, tropiezo con una canaria llena de talento. Atiende al originalísimo nombre de Yavanna y, ni corta ni perezosa, se ha marcado una canción sobre eso, sí, sí, sobre cómo se llama. Y es estupenda. Es Yavy.