La canción de las 18:27. Paula y Gonzalo son Menara y Goni. No sabría definir su música, pero tampoco sé a cuento de qué se celebra eso tan raro de esta noche. Lo que sí tengo claro es que una cosa me gusta, y mucho, y la otra no, pero nada.
Mes: PMñ2023 f23552023-10-31T18:23:55+01:00pmmartes
Evve
La canción de las 15:38. Hace justo una década empecé a pensar en correr. Siempre lo había considerado de cobardes, pero fue decirlo ella y decidirme a seguirla. Mucho peor hubiera sido el masoquismo o los libros de autoayuda porque allí que habría ido yo igualmente. Casi diez años después sigo recorriendo kilómetros, ahora con un único y diferente propósito: tener la conciencia limpia para comer a gusto. Evelyn Piñero es de Murcia y, junto a Bienve Campoy, despliega su indudable talento a la atención de Evve. Este Correr adelanta lo que haré esta noche otoñal y me recuerda lo que ya nunca olvidaré.
Corte!
La canción de las 18:40. Me confieso amante de las batallas perdidas. Sé que no tengo nada que hacer, pero golpeo, una y otra vez, contra la pared de la modernidad. Mi edad, provecta, insisto, me lo permite. Llevo mal, por ejemplo, la ausencia del signo inicial de exclamación, no digamos ya del de interrogación. Me pregunto qué ha hecho el pobre para semejante indignidad y no acierto a adivinarlo. También en esto, pierdo. Gonzalo Barbero, madrileño del 97, dejó su anterior grupo, Carrera, para hacer lo mismo, pero en solitario. Ahora se llama Corte! y me gusta igual, o más, que antes.
Pandorado
La canción de las 15:18. Probablemente, la primera vez que pisé Astorga estuviera mi madre conmigo. Casi seguro, acompañábamos a mi padre en uno de sus infinitos viajes de trabajo. Ni una ni otro están ya, mas sus recuerdos permanecerán siempre. Con mi madre vi a aquellos maragatos en el reloj de la Plaza Mayor y es más que probable que comiera algún mantecado. Con mi padre, claro, el cocido maragato; lo mismo, pero al revés, ya sabéis. De Astorga también sale buena música; estos Pandorado sin ir más lejos. No lo sabía, pero hoy, como tantas otras cosas, ya lo sé.
Mateo Morral
La canción de las 18:17. Hubo un tiempo, muy malo, en el que no creía casi nada de lo que me contaba mi padre. Hubo otro, mucho mejor, en el que fue justo al contrario. Todo, dijera lo que dijera. De mi abuelo no sé casi nada, pero mi padre me contó un día que estuvo presente en el atentado contra Alfonso XIII el día de su boda, (la del rey, porque la de mis abuelos estoy tratando de averiguar cuándo fue), el 31 de mayo de 1906. Y me lo creo. ¿Qué gano no haciéndolo? Además, cuadra todo. Mi abuelo fue muy mayor siempre, vivía en Madrid por aquella época y, cuando no ganaba suficiente como camarero, conducía carros de caballos. Se libró por los pelos de la bomba que lanzó Mateo Morral desde el tercer piso del número 88 de la calle Mayor. Lo único que no me quedó nunca claro es si mi abuelo conducía la carroza de delante o la de detrás en la comitiva real, pero, como el rey, salió ileso. Mi madre, huelga decirlo, nunca lo creyó. Si mi padre hubiera sabido que, más de un siglo después, cuatro tipos se harían llamar Mateo Morral para cantar, tampoco lo creería.
Simonsen
La canción de las 18:13. Desconozco si estos tipos de Barcelona llaman a su grupo Simonsen por lo que yo creo que lo llaman. Conozco, eso sí, mi provecta edad y mi amor por el fútbol de antes. Crecí viendo jugar a Allan Simonsen, aquel pequeño danés goleador con la camiseta del Barça. Sigo creciendo, pelín harto del odioso fútbol moderno, escuchando música buena.
Dios Ke Te Crew
La canción de las 14:21. Sucedió, claro, de noche; más bien de madrugada. En la mejor de las compañías, en la mágica tierra gallega… en verano sin calor, en fin. Escuchamos y bailamos al ritmo de las piezas que la gloriosa Señora Dj recetaba desde el escenario y allí sonó algo que desconocíamos, pero que entraba como gloria bendita. Dios Ke Te Crew, el mejor rap gallego, aquí exhibiéndose en compañía de los felizmente inclasificables Boyanka Kostova. Casi nada.
Atención tsunami
La canción de las 14:48. De unos años a esta parte, me suelen preguntar por mis músicos favoritos. Plenamente consciente de que mis gustos no son demasiado masivos, empiezo suave: Xoel, Jero, mis clásicos; continúo algo más cafetero y nombro a los Rufus o a Detergente Líquido y, antes de acabar, hago una pausa, prevengo preguntas indiscretas y me lanzo: “Y Atención tsunami, claro”. Justo después suele haber sonrisas complacientes, mas si escucharan sus afiladas letras y su música desbordada, más de una mueca bobalicona se borraría al momento. Cuatro años después, para regocijo propio, Aarón, David, Miguel, Nacho y Álvaro han vuelto. Si supieran lo que les he echado de menos, habrían recortado su ausencia. En su regreso, como primer objetivo, los rentistas.
Mi amargo
La canción de las 14:27. A mí, este amargo me ha parecido bastante dulce. Lo nuevo de este rapero catalán se llama Submarino, habla de todas las drogas imaginables y, para ello, se hace acompañar de Polanski, no Roman, y de Pepe Bujías. Encantando de conocerlos a todos ellos.
Sioqué
La canción de las 18:33. Me declaro fan incondicional del origen de las palabras, especialmente de las que utiliza la chavalada más actual. Pagaría por descubrir quién fue el primero que utilizó el latiguillo “en plan”. Sí ¿o qué? Pagaría, de veras. Sioqué, así, todo junto, así, con su tilde correspondiente, es un trío de Burgos formado por Marina López (voz y guitarra), Álvaro Guinea (batería) y Martín Queija (bajo). Hacen buenas canciones, ¿no? ¿Sioqué?