Nueve desconocidos

La canción de las 15:24. Cuando Ares Negrete nació en Alicante hace solo 20 años, hecho que debería estar terminantemente prohibido, lo de nacer en 2002, no lo de Alicante, o sí, vaya usted a saber… a lo que voy. Que cuando Negrete vio la luz, la música que a él más le gusta había pasado ya a mejor vida. Por eso, aún es más de valorar que este chaval tan peculiar haya hecho un disco entre ochentero y noventero y lleno de sintetizadores bajo el nombre de Nueve desconocidos. Lo llaman post punk y dark wave y algo así debe ser.

Rebeco

La canción de las 14:48. Este blog de música e ilusiones se hace tan mayor que posee archivo feliz y documentación dichosa. Sin saber, sigo a Joshua Díaz desde hace mucho tiempo. Lo descubrí, claro, tocando la batería con los tristemente disueltos Hola a Todo el Mundo. Años después, pasado el luto, me reencontré con este madrileño de la sierra con aquellas `preciosidades que hacía con La casa del árbol. Desaparecido de nuevo, me topo ahora, feliz y dichoso, con él en forma de rebeco frágil y montés. Esperando a la próxima estoy.

MESETA

La canción de las 14:42. Pasé una noche toledana a cuenta de la eufemística vacuna de refuerzo. Deliré, pasé frío polar, tuve fiebre, soñé con monstruos, en fin, nada nuevo. Desperté y, claro, seguía surrealista. Y seguro que por eso se me cruzó en el camino esta recreativa versión que este cuarteto manchego-valenciano llamado MESETA ha hecho del clasicazo del grandísimo José Luis Perales. Espero que mi madre me lo perdone.

Niños luchando

La canción de las 14:31. Leo el nombre de este original proyecto musical y veo un óleo con infantes peleándose. Pero la metáfora es lo que tiene, que lo aguanta todo. Hace años descubrí uno de los incalculables grupos granadinos que pululaban por el mercado del arte alternativo. Se hacían llamar Aurora y su extraordinario Transparente resonó en mi cabeza durante años. Tiempo después, Javier Bolívar regresa a la escena con Niños luchando. Escucho La tormenta y los pequeños desaparecen.

Amor Butano

La canción de las 14:10. Conviene no perder pista de lo que hace la chavalada de hoy. Digo en música, claro, que el resto me importa menos. Andan por lados dispares, abiertos a todo y sin miedo a casi nada. Por ejemplo, el trío valenciano Amor Butano, que dicen hacer pop sintético. Aquí cantan, junto a Ciberchico y a Valverdina, de las imprescindibles Cariño, a Esta era, como si fuera suya. Y lo es.

Bulego

La canción de las 14:32. No sé si habrá alguien al otro lado. Estos puentes que nadie entiende en el mundo entero nos hacen felices y, por primera vez en la historia, creo que nos los merecemos. Para celebrarlo, me quedaré en casa, pensando en el tiempo que tendré para hacer las cosas que nunca hago. No las haré, claro, pero, por si luego se me olvida, compartiré algo de buena música. Pocas veces había escuchado yo el euskera tan bien acompasado con excelentes melodías pop. Sin ir más lejos, esto es lo nuevo de un brillante quinteto de Aizkoitia llamado Bulego, acompañados, en este caso, por esa jovencísima y talentosa bilbaína que atiende al nombre de Maren. Ni idea de qué dicen, pero qué más da.

Acaso

La canción de las 15:14. He aquí una fantasía. Un tipo de nombre Miguel Acaso, batería en jóvenes grupos emergentes, compone y canta canciones en Madrid bajo la denominación, claro, de Acaso. No contento con eso, decide titular su última joyita (Acaso) Ya no nos queremos, con tristísimas frases que alguna vez hemos dicho casi todos. Pero lo hace con una melodía y un tono simplemente encantadores. Bravo por él.

Los premios

La canción de las 15:35. No me quiero imaginar qué será eso tan extraño de que te entreguen un premio, porque ya me gustan sin que me los den. A falta de uno material, el mío de hoy tiene que ver, claro, con la música. El trabajo debut de los valencianos Los premios está lleno de matices. Sus líderes son Pablo Silva (antes en Polock) y Borja González-Ayllón (Bob Lazy), que se juntaron con Víctor Vila y Junior Laborde para hacer música psicodélica y setentera, con algún que otro tinte tropical. En dos palabras, muy buena.