Firmado, Carlota

La canción de las 18:42. Imagino que a la jovencísima murciana Carlota Cabrerizo le gusta escribir cartas. Tanto, a lo mejor, como a mí ese arrebatador bedroom pop que se hace por estos lares. Buena prueba es este novísimo “En tu piso”, que firma Carlota, que además usa la coma como Dios manda, con lo caro que está eso últimamente.

Maximiliano Calvo

La canción de las 12:27. Dice Maximiliano Calvo que es un malandra nocturno que le canta a las calles de Madrid. Atónito, descubro que la RAE le encuentra un hueco al palabro y define malandra, aludiendo a su origen sudamericano, como “persona de costumbres reprobables o delictivas”. Así será. Calvo nació en la misma ciudad que Messi igual que yo vi la luz en el mismo barrio que Del Bosque. A los dos, se nos pegó poco. Al menos Maximiliano suelta bolerazos como este Alguien tiene que morir. Y se queda tan a gusto.

Ruto Neón

La canción de las 17:25. Hay de todo en Murcia; de música hablo. Cuando creía haber escuchado todo lo bueno, y mucho de lo buenísimo, que de allí llega, me encuentro esta tarde con pura psicodelia murciana. El grupo de se llama Ruto Neón, a su frente está el talentoso Bruno Laencina y este estupendo Forever suena a los mejores del género.

Nuevos Hobbies

La canción de las 19:27. Si fuera fácil componer una buena canción pop, las encontraríamos a cada paso. Y no es tan sencillo. Entre mis favoritos patrios: El Palacio de Linares, Detergente Líquido, todo lo que haga Javi Monserrat y, por supuesto, los gigantescos Rusos Blancos. En Pamplona también saben exactamente cómo hacer una buena canción pop. Al menos, este quinteto llamado Nuevos Hobbies lo borda en su nueva entrega, No puedo esperar.

Sr. Peñi

La canción de las 10:39. Prometo, o mejor, juro, qué coños, que ha sido casualidad. Que hoy, Fiesta Nacional, como los toros, pero con mayúsculas, se me ha cruzado en el radar de búsqueda de buenas y nuevas canciones españoles una titulada La Secesión. El autor respondía en su colegio al nombre de Jorge Peña y nació en Valladolid hace 25 años. Pero, musicalmente, se le conoce como Sr. Peñi y, efectivamente, con todas las distancias y con lo odiosas que son algunas comparaciones, suena al gran Chinarro, con quien comparte hasta señorío. Y eso no es poca cosa. Mucha, más bien.

Corea la Buena

La canción de las 10:23. Madrugo para que alguien me ayude. Con más razón en domingo. Poco sé del dúo Multari-Vizcay, además que residen en Madrid y proceden de algún lugar, seguro que fantástico, de Sudamérica. El nombre de su grupo, Corea la Buena, es brillante, aunque no sé si se refiere a una canción en concreto, o contiene, por contra, referencia geográfica. Si fuera así, tendría más gracia aún. Despierto con cuerpo de funky y nada mejor que este bailongo Y sin embargo. ¡Viva Corea!

Néboa

La canción de las 11:12. Miro por la ventana y ni rastro de niebla. Por contra, cielo azul y libre, cero confinado, ni siquiera en cuarentena. En gallego, a la niebla se la llama Néboa. Así también se nombra a este quinteto que hace canciones delicadísimas. Este estupendo Valente (folión) combina tradición con modernidad como pocas. Además, se grabó en el mismísimo Náutico, en San Vicente do Mar; esto es, en el mismísimo paraíso. Aloia López Ferro, Jacobo García Lafuente, Tomás Porteiro Abuín, Sandra Pérez Míguez y Lucas M. Suárez de Centi conforman, así con nombres y apellidos de grandilocuente apariencia, una alineación de lujo, ideal para días de niebla y para mañanas de sol triste.

Temerario Mario

La canción de las 20:23. Lo que cambia el orden de una letra. De confinado a confiando. Confinado ando y en nada ya confío. Asintomático de cuna, hoy bato el récord de duración mínima de una canción que por aquí comparto. Mario del Valle Montero es el guitarrista de los imprescindibles Carolina Durante. El rubio, vamos. Pues se ha echado al monte (ya ni eso podemos hacer) y en menos de un minuto ha recetado este trallazo. Dice que quiere besar. Y yo, compañero, y yo.

Lavanda

La canción de las 18:22. Dispuesto andaba yo a emplear este espacio mágico para convertirlo en una ristra de insultos dedicada a toda esa gentuza que juega con nuestra salud, pero, de nuevo, una canción me distrajo y me condujo por la buena senda. La del disfrute, la sensibilidad y el talento sin fin. La acabo de conocer y ya es como de mi familia, mejor dicho, como de las Families a las que canta, en glorioso catalán, el guitarrista Dani Poveda, exlíder de los GentleMusicMen, aquí convertido en esplendente Lavanda, de las mejores que jamás olí. Para colmo de bienes, esos sintetizadores y esa voz femenina, la de Grauwi, que tanto me recuerda a la inmortal Enya de mi aún inacabada adolescencia.