20 de septiembre. Aurora & The Betrayers

La canción de las 11:44. El apellido de Aurora es García y su pasado más reciente habla de Freedonia, esa formación de soul de manual que llevó el estilo yanqui por antonomasia a lo más alto del escenario patrio. Abandonado ese proyecto, ahora vuelve para liderar el que comparte con The Betrayers, haciendo más de lo mismo, pero siempre mejor. Para colmo de bienes observo con total satisfacción que la música la ponen grandes tipos como el simpar Alfonso Ferrer al bajo, fantástico en los discos de Jero Romero o Julián Maeso, el mejor intérprete de órgano Hammond que uno se pueda echar a la cara ahora mismo. Disfrutad y celebrad, que luego se os hará tarde.
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The 11:44 song. Aurora’s surname is García and her most recent past speaks about Freedonia, this group of soul handbook which led quintessential Yankee style to the top of the native scene. Abandoned that project, now she returns to lead what she shares with The Betrayers, making the same, but always better. To top it all goods I note with satisfaction that the music is set by great guys like the outstanding Alfonso Ferrer on the bass, who is fantastic in records of Jero Romero and Julian Maeso, the best interpreter of Hammond that one can face right now . Enjoy and celebrate, afterwards you will be late.

18 de septiembre. Alasdair Fraser

La canción de las 9:25. Todo el mundo mira hoy hacia Escocia. Yo la llevo mirando media vida y escuchándola la otra media. Algunos de mis mayores héroes legendarios nacieron allí y yo, seguro que en mi otra vida, también. Knopfler en Glasgow, Mike Scott en Edimburgo. No sé muy bien qué pensarán ellos dos respecto al referéndum de independencia de esta jornada histórica. En cambio, sí sé qué votará el genial violinista Alasdair Fraser, uno de los tipos que más me ha hecho emocionar a lo largo de mi existencia. El barbudo Fraser está a favor del sí. Después de ser el responsable de este brutal “Theme for Scotland”, casi todo está dicho. Y si lloráis al escucharlo, no os avergoncéis. No seréis ni los únicos ni los primeros.

 The 9:25 song. Everybody looks to Scotland today. I’ve been watching at it half part of my life and the other half listening to. Some of my greatest legendary heroes were born there and I was, for certain in my other life, too. Knopfler in Glasgow, Mike Scott in Edinburgh. I’m not sure what they think about the referendum for independence of this historic day. However, I do know what the great violinist Alasdair Fraser will vote, one of the guys who has done more to thrill me throughout my whole life. The bearded Fraser is in favor of “yes”. After being responsible for this brutal “Theme for Scotland”, almost all is said. And if you cry while you are listening to it, do not be ashamed. You will not be neither the only ones nor the first ones.

16 de septiembre. Franny Glass

La canción de las 16:02. Solo los más grandes son capaces de repetir en este, a veces, melancólico blog, siempre, de música e ilusiones. Descubrir que un uruguayo llamado Gonzalo Deniz se transforma en gigante de nombre Franny Glass y también en líder de los adorables Mersey, es comparable a encontrarse por primera vez con el fuego, con la rueda o con el risotto de setas. Deniz / Glass acaba de sacar al mercado “Planes” y lo ha vuelto a hacer. Me ha conquistado de nuevo, sin banderas ni armas. Este, tan simple como bello, “En libertad y obligado”, es solo una magnífica muestra de su novísimo muestrario. Dedicádselo a es@ en quien estéis pensando ahora mismo. Acertaréis.

15 de septiembre. Mirémonos

La canción de las 12:57. Para lo que hay que ver a veces, es mejor ni mirarse. Claro que bien mirado, es mejor hacer caso al nombre de este grupo madrileño, original y brillante, cuyo disco de debut, “Triángulo de las Bermudas”, escucho cada vez con más complacencia. La canción que hoy regalo se llama “Hemingway” y no sé muy bien por qué, pero también eso me gusta. Bastante.

14 de septiembre. Balmorhea

La canción de las 12:52. Dura vida la de la música de fondo. La reivindico aquí y ahora. Quiero recordar que la referencia de este tesoro dominical me vino hace tiempo de mi hermano el pequeño. Pocas veces se equivoca. Y cuando lo hace, ahí estoy yo para reconducirle por la senda inadecuada. Lo que hoy comparto es fondo y forma. Un monumento, al fin. Sus responsabilísimos responsables viven en Austin, la capital tejana y hacen joyas instrumentales a cada paso que dan. Si quieres poner de fondo este sideral “Masollan”, perfecto. Si pruebas el primer plano, serás más feliz. Yo, al menos, al hacerlo, lo soy. Ya me contarás.
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The 12:52 song. Hard life of the background music. I claim it here and now. I want to recall that the reference of this Sunday treasure came to me from my little brother. He seldom is wrong. And when he does, I am there to drive him to the improper path. What I share today is substance and form. A monument, at last. The responsibles live in Austin, the Texas capital and they make jewelry instrumental every step they take. If you want to play in the background this stellar “Masollan”, perfect. If you try in the foreground, you’ll be happier. I am so, at least,when I do so. You’ll tell me you.

13 de septiembre. Jake Bugg

La canción de las 22:24. Nunca es tarde para celebrar. Más bien, siempre es pronto para hacerlo. Corto y casi cierro un día pleno de alegrías, primero bodísticas, después futboleras, con una canción simple como ella sola. Al menos así la canta este Jake Bugg, inglesito de tan solo veinte años pero con una música casi centenaria. Ideal para el regusto de los buenos momentos pasados tanto solo como, especialmente, en compañía de otros. Y que nunca falten.
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Ebrovisión: Y eso que no probé las delgadillas

La última vez que pasé por Miranda de Ebro olía mal, muy mal. Ahora, huele normal y suena espectacular. Cuestión de sentidos. Finalizó mi particular verano de bautismo festivalero con una cita a la que, cual vulgar McArthur, aseguro volver. Hace cuatro semanitas, en las aguas del esplendente Duero; pocos días atrás, bañado por las del imperial Ebro. Siendo pequeño me enamoré de Burgos. Confirmo que, en la meta volante de mi adolescencia inacabada, el asunto continúa.
Yo de mayor quiero hacer un festival como el Ebrovisión. Fuimos muchos, afortunadamente, mas pocas apreturas pasé. Noté, desde antes del minuto uno, que aquello era muy del pueblo, que la gente de Miranda lo vive como algo muy suyo y que la ocupación foránea no es más que el añadido perfecto para la idílica fiesta. La organización, por lo tanto, perfecta. El hecho de que las únicas quejas vinieran por la escasez de “delgadillas”, pequeñas morcillas típicas que no pude llegar a probar en la comida popular del sábado, prueba el cuasi estado de éxtasis que allí vivimos los privilegiados. Infernal calor aparte, eso sí.
ebrovisión
Y, musicalmente, pues bastante bien, la verdad. Vi casi todo lo que se pudo ver en el Multifuncional de Bayas tanto el viernes como el sábado. Y lo que no vi fue gracias al arte de ese DJ llamado “Panoramis”, que hizo bailar al personal como si no hubiera mañana en la vecina carpa electrónica. Ese detallazo con el que finalizó su sesión sabatina, el imprescindible “A un metro de distancia” de Deluxe, aún resuena en mi memoria y en mis tobillos, y no necesariamente por este orden.
En realidad, a Miranda fui porque me invitó mi amiga pródiga y porque tocaban Vetusta Morla. Pelín saturado acabé hace tres años tras dos directos casi consecutivos, pero la compulsiva escucha de su fantástico tercer disco recuperó mi empeño. Confirmaron en su concierto del sábado, -el primero de la historia del festival para el que se agotaron todas las entradas-, que son los amos del calabozo y los guardianes de la galaxia. Que si dicen que nos tiremos por un puente, allá vamos. Sin embargo, volví a tener la misma sensación que hace años. Esa que me dice que no acaban de gestionar del todo bien el tremendo ruido que son capaces de hacer. Ahora, eso sí, la emoción de sus clásicos y la reivindicación de la lucha indignada de su última entrega, valen por casi todo.
Me gustaron, bastante, Belako y mucho, la arrebatadora energía de los noruegos Kakkmaddafakka. Si los nórdicos eran fríos que vuelva Thor para verlo. Sigo sin poder con El Columpio Asesino, pero será cuestión mía. En directo, Izal tienen su público y definitivamente yo no estoy entre ellos. En cambio, disfruté con León Benavente porque es imposible no hacerlo y porque han facturado el mejor disco de los últimos tiempos, aunque tuve la impresión de que se les está haciendo algo largo el verano y que una sala mediana, donde también les he podido disfrutar, es su ámbito natural de éxito. Aún así esa traca final, con “Ánimo valiente”, “La Palabra” y ese incunable llamado “Ser Brigada”, es completamente imbatible.
Detalles interesantes de algunos otros, como el particularísimo Carlos Sadness al aire libre o Second en la sesión acústica de la coquetérrima Fábrica de Tornillos, donde, por cierto, Julián Maeso se cascó un señor concierto lleno del mejor soul y la mejor música americana al mediodía del sábado.
Y, sin duda, y en mi modestísima opinión de imberbe advenedizo, lo mejor lo dejaron dos grupos del mismo pueblo. En Getxo, concretamente en su Puerto Viejo, se comen las mejores gildas de la historia. Y, es muy probable, que allí se junten dos de los mejores grupos de este tiempo y de estos estilos ausentes en odiosas radiofórmulas y carentes de millonarios derechos de autor. El concierto de Smile fue simplemente fantástico y su última entrega, aquí abajo, entre el público y sin trampa ni electricidad, sencillamente glorioso.
we are standard
Broche de oro, guinda al pastel. Ningún tópico es suficiente para ilustrar el inolvidable final del Ebrovisión 2014 a cargo de We Are Standard. Después de mandarnos a todos a escardar cebollinos, perdoné a Deu Txacartegui al llevar su particular “txufla” a la máxima expresión jamás conocida. No recuerdo haber saltado tanto jamás, fuera de mis modestísimos flirteos baloncestísticos. Desperté, y sigo despertando días después, a las 7:45 con el irrefrenable ritmo del maravilloso “Bring me back home”. Cansado, pero contento. Muy cansado, pero muy contento.

12 de septiembre. Montoto

La canción de las 12:46. Imagino, con toneladas de pesadumbre al hacerlo, que Diego Montoto tendrá que vivir de otra cosa y no de la fantástica música que compone y de las brillantes canciones que canta. Me gustaría poder colaborar en que el triste asunto cambiara. No lo sé hacer de otra manera que dando a conocer su casi infinito talento. Allá vamos.
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