La canción de las 11:22. Me quedo en Coruña, aunque sea a vivir, para regalar hoy este “Lo que te pierdes” de un grupazo que se hace llamar Sensacional. No quieren ser presuntuosos con su nombre sino que más bien presentan su proyecto como un mar de sensaciones. Y en él, como no podía ser de otra manera, voy, me sumerjo y me pierdo. Me pierdo muchas cosas y lo sé, pero cada día una menos al descubrir y compartir canciones como ésta.
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Mes: AMñ2014 f21502014-04-30T10:21:50+01:00ammiércoles
29 de abril. Escuchando elefantes
La canción de las 10:04. Prisa agradable, de las más, ésta que me lleva a apresurarme y dejar todo lo demás para compartir mi nuevo descubrimiento. Como niño con pulsera de goma nueva, regalo hoy esta preciosidad de un grupo coruñés de nombre fabuloso, Escuchando elefantes, que no me abandona desde la última hora de la noche de ayer. Populares por tocar en las calles de la mágica ciudad de Riazor y Orzán, Silvia Rábade y Carlos Tajes citan entre sus referencias a los grandísimos Damien Rice y Glen Hansard, ambos ya ampliamente conocidos en este blog de música e ilusiones. El vídeo, para colmo, no desentona lo más mínimo, sino más bien el contrario. Felicidad plena, por tanto, muchachos.
28 de abril. Pájaro Jack
La canción de las 11:18. Se hace música fantástica en Granada. Dicho está, escrito queda. Pocas cosas me gustan tanto en este mundo como asistir virgen, cuasi imberbe, al artesanal quehacer de las canciones bien hechas. Envidia es poco. Cuatro tipos se juntan, deciden soñar y ninguna pesadilla surge, mas al contrario, puritito arte. Seré de fácil conformar. Pájaro Jack ya ocupan un punto alto en mi particular santoral. Admito seguidores. Luego no digáis, como otras veces, que no os avisé.
27 de abril. Ismaël Lô
La canción de las 12:39. Tiempo de contrastes. Ayer ruido, hoy paz. Hace solo un rato volumen brutal, ahora profunda serenidad. Disfrutar, en fin, con los extremos, se toquen o no. Hace más de dos décadas que descubrí que Senegal tenía algo más que el final de aquella locura que empezaba en París. Y desde aquel momento este “Tajabone” resuena cada poco en mi cabeza.
26 de abril. Polock
La canción de las 12:54. En lo que me pongo a tono con su segundo disco, vuelvo a escuchar las canciones de ese otro que tanto gustó a mis amigos japoneses. No son tontos los nipones, ni mucho menos. Los componentes de Polock son de Valencia, aunque bien pudieran haber nacido en Illinois, Nottingham o la mismísima Estocolmo. Con este buenrollero “Fireworks” rompieron una pana parecida a la de mi americana preferida, y única. Vivan los éxitos inesperados. Huelo que estoy cerca de uno.
25 de abril. Barbott
La canción de las 12:59. Teniendo, como tenía, en mente a nuestros vecinos portugueses y a su gloriosa música en el día en el que festejan aquel otro en el que todo cambió, me picaba la barba. Ya veis. Cosas del destino. Tengo poca barba. Mi inacabada adolescencia hace que me salga muchísimo menos que regular, pero el caso es que me picaba. Y al rascarme, pensé en música y encontré esto. Barbott se llaman así porque todos sus componentes visten tupida barba. Cuestiones estéticas aparte, su música aporta mucho más que el buen rollo necesario para recordar eternos claveles lusos y afrontar el fin de semana como él solo se merece.
24 de abril. El Palacio de Linares
La canción de las 10:03. Nada hay de malo en lo ligero. Más bien al contrario. Casi todo bueno es. Alguno recordará aquella historia de las misteriosas psicofonías en el madrileño Palacio de Linares, antes de convertirse en la monumental Casa de América. Aquello, miedoso que es uno de por sí, me interesó menos de lo justo; mucho más, dónde vas a parar, las canciones del grupo que así se da en llamar. Acaban de lanzar este “Hoochie-Coo” y solo de su agradabilísima escucha, pierdo un par de gramos, cuando no tres.
23 de abril. San Fermín
La canción de las 11:17. No, no es un error. Sé que hoy celebramos a otro santo, que es día de libros y, por aquí desde donde escribo, de fiesta extraña en medio de lectivos. Mis amigos nunca me abandonan y me regalan constantemente lo que saben que más me gusta. Ayer, fútbol. Hoy, música. Imagino que esta chavalada yanqui de nombre San Fermín nunca se ha pasado por Pamplona por más que un toro sea la portada de su página web.
Se trata, en todo caso, de un interesantísimo proyecto liderado por una compositora nacida en Brooklyn, Nueva York, y de nombre Ellis Ludwig-Leone. Lo que hacen lo llaman pop barroco. Como si fuera física cuántica. Me gusta igual.
22 de abril. Marta Tchai
La canción de las 10:06. De tanto andar por el filo del precipicio, ya me acostumbré a hacerlo. Allí acampé y allí vivo, ora asustado por las criaturas con las que me encuentro a cada paso, ora orgulloso de residir en primera línea de abismo. Tanteo, pruebo, sopeso y cuando encuentro, inhalo profundamente y sonrío al finalizar mis exhalaciones completas. Hoy, de los mejores días aquí en el abismo, hallé de nuevo la belleza real pese a lo escondida que estaba. Regalo a Marta Tchai, de aquí cerca, de Badajoz, bailarina, actriz, estupenda compositora y grandiosa cantante. Si aún os extraña mi alegría, escuchadla. Si después de hacerlo queréis hacerme una visitilla al filo del precipicio, os guardo un sitio. No os faltará de casi nada, especialmente música gloriosa.
21 de abril. Dávile Matellán
La canción de las 13:05. En el felicísimo reencuentro con la santísima rutina, decido sumergirme en las cálidas aguas musicales de Dávile Matellán, otro meritísimo intento de búsqueda de vida basado en el continuo riesgo y en el talento indudable. Está ahora de lanzamiento de su nueva obra, pero esta “Otra tragedia griega” aguanta en pie con poderío después de una escucha tras otra.