30 de marzo. Andreas Vollenweider

La canción de las 12:16. En vez de adelantar el reloj lo retrasé 25 años. Y encantado porque lo primero que escuché al levantarme fue una exhibición como no hay dos. Hablan del arpa como uno de los instrumentos más difíciles de tocar de todos cuantos existen. El suizo Andreas Vollenweider hacía maravillas con sus cuerdas. Ahora, ninguna como este esplendoroso “Dancing with the lion” que, desgraciadamente, no había vuelto a escuchar desde el siglo pasado. Vuelvo a la realidad, ¿o no?

29 de marzo. Nick Waterhouse

La canción de las 11:26. Envidio profundamente a quien lleve un par de años conociendo las andanzas musicales de Nick Waterhouse. Yo llevo un par de horas y no quepo en mí. Literal. Sé de él porque anda de gira por nuestro país. Y yo aquí, conformándome con escribir de su brutal talento y su espectacular ritmo. Es lo que tiene la falta de información. Sé quién es Raquel Bollo, pero no este californiano de 27 años, reflejo juvenil de muchos de mis primeros ídolos. Espero que no me vuelva a pasar muchas veces más porque no sé si lo podré resistir. Hoy más que nunca pinchad en el enlace y disfrutad como si no hubiera mañana.

28 de marzo. Buffetlibre

La canción de las 11:33. Abro las ventanas de mi casa y entra, a raudales, música de todo tipo y condición. Pese al frío matutino no las cierro no vaya a ser que algo imprescindible me pierda. Nunca como hasta ahora escuché ritmos y melodías de cualquier pelaje, pero atiendo con especial agrado a algo parecido, escrito con máximo respeto a los socios fundadores, a la música electrónica. Lo que hoy llegó a mis oídos me volvió a encantar. Se hacen llamar Buffetlibre, -seguimos con nombres apropiados y atrayentes- y son dos tipos de Barcelona educados en la cultura de los dj’s que se han sacado de la manga, cual magos, esta fantástica “A song for Elaine”. Creo que me estoy haciendo joven. Aviso.
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27 de marzo. Checopolaco

La canción de las 11:41. No sé cómo bautizaría yo a un hipotético proyecto musical propio, pero ahora que conozco la existencia de Checopolaco, más dudas tengo. Nombre perfecto aparte, requería yo esta mañana de descargas guitarreras y percusivas. Abrí el armario de las músicas adecuadas y me salió Julián Méndez, conocido por su militancia en bandas como Lori Meyers, Los Invisibles o los imprescindibles Planetas, ahora en formato solitario. Y, de nuevo, justo lo que yo necesitaba.

26 de marzo. Hans Laguna

La canción de las 11:22. Probad a sentaros para escuchar “Mis días” de Hans Laguna. Incluso, si hay posibilidad, intentad tumbaros y dejaros llevar. Es la mejor forma de paladear casi seis minutos de íntima brillantez. Lo recomiendo porque lo probé hace un rato, lo comprobé instantes después y ahora, tiempo más tarde, aún mantengo el regusto de los mejores platos de la buena cocina musical. Como soléis hacer, creedme, que ya os convierto yo.

25 de marzo. Vetusta Morla

La canción de las 13:25. Habituales del blog, autores de un disco redondo y de otro muy bueno, inventores de tanto y deudores de muchos, primigenios causantes de mi satisfactoria conversión musical, Vetusta Morla regresan. No los espero con tantas ganas como antes, precisamente porque conozco muchísimo mundo más que hace un par de años y otras ofertas me satisfacen al menos por igual. Pero este “La deriva”, que hoy ellos mismos estrenan y que da título a su tercer largo, me engancha de nuevo. Y lo agradezco tanto…

24 de marzo. Francisco Nixon

La canción de las 11:04. No es igual apellidarse Fernández Martínez que Nixon. Eso es así. Justo lo que pensó ese gran asturiano de nombre Francisco Javier al sopesar la idea de dedicarse a esto de la música. Cuasi gemelo del simpar Ricardo Vicente, Francisco Nixon, sin parentesco conocido con el mandamenos yanqui, dejó para la posteridad ya hace unos añitos un discazo llamado “El perro es mío”. El día que me canse de escuchar este “Erasmus borrachas” no estaré bien.

23 de marzo. Clarice Falcao

La canción de las 13:47. La parte más interesante de la legión que tengo por seguidores me pregunta de dónde saco la mayoría de las canciones que aquí figuran. Básicamente, curioso enfermizo que nací, busco. Pero a veces me dan. Yo doy, ellos me dan. Me regalaron a esta deliciosa chica brasileña que hace canciones para soñar, requisito casi imprescindible para formar parte de este blog de música e ilusiones. Ella se llama Clarice Falcao y os la entrego con lazito incorporado. Yo también estoy encantado de haberla conocido.

"Pleno al quince". Ricardo Vicente en concierto

ricardo

Por un momento sueño y me pongo en el lugar de Ricardo Vicente. Sueño, aclaro, porque ni idea tengo de encajar acorde tras otro y mucho menos de cantar con cierto decoro. De escribir un poco más, pero no canciones precisamente. Soy, insisto que por un solo mágico instante, Ricardo Vicente. Voy, camisa, pantalón azul, bigote y barba, me subo al escenario, miro al frente y veo a quince personas delante de mí. Un acérrimo seguidor del sentimiento trágico de la vida, hablaría de poco más de diez. El optimista redomado aseguraría que se superaba la veintena. En el medio, donde la virtud, quince. Contados.
Decido salir del cuerpo de Richi llevado por una sensación limítrofe al norte con la frustración más pertinaz, al sur con la brutal desesperación, al oeste con la salvaje incompresión y al este con la puerta del baño. Y desde allí, muy cerca del váter y ya en cuerpo mortal,  disfruto con el arrojo, el valor y el inconmesurable talento de este aragonés inventor de canciones y descubridor de las más variadas emociones.
Y es capaz, además de tocar y cantar pequeñas joyas, de reír, de alabar a su escogidísima clientela y de agradecer, de modo sincero, la atención prestada. Anda Richi, profesor de Filosofía en sus ratos libres y hombre del Renacimiento siempre, dando la vuelta a España presentando su libro “¿Qué haces tan lejos de casa”? y su disco de idéntico título. Suenan francamente bien sus nuevas creaciones, con especial mención a “Era tan bello veros caer”, “Langostas en el Nilo” y ese especial homenaje a John Houston con el que cierra el disco. Lamenté profundamente que no hubiera lugar para ese primor llamado “La parte más feliz”, pero todo quedó subsanado al escuchar, agradecido y emocionado, una de las mejores canciones que en los últimos tiempos han sido, “El palacio de los gansos”. “El que esté más triste gana / hay que llegar al final / yo te paso esta pantalla / y te hago una vida más”, oí y fui muchísimo más feliz que antes. Dónde va a parar. Recuperó Ricardo Vicente de aquel fantástico “El problema de los tres cuerpos” un par más de bellísimas canciones y otras no peores del disco que compuso con su inseparable Francisco Nixon.
Y, en esto, acabó Richi. Y los quince sonreímos.
Fecha: Viernes, 21 de marzo de 2014.
Lugar: Sala Plan B, Salamanca.
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