La canción de las 13:13. Si me pusiera cursi diría que las canciones sencillas despiertan mi curiosidad. Si no lo hiciera, afirmaría directamente que me pirran. El último experimento del madrileño Lucas de Laiglesia, ahora bajo la estrambótica denominación de Confeti de odio, es una nueva demostración. Ni idea tengo yo de componer, mas no parece que este “Para mí” sea un prodigio de dificultad compositiva. Y, sin embargo, me encanta. Doble mérito. Por sencilla y por buena.