La canción de las 12:21. Pese a tener nombre de alero alto de la selección canadiense de baloncesto, solo en este penúltimo detalle, en el de su nacionalidad, acierto. Me lo presentan fuentes dignas de toda solvencia y después de escuchar la mayor parte de su fantástica producción, deseo bañarme, sin flotador ni mínimo atisbo de miedo, en las aguas de esas fuentes. Encantado con la voz y la música de Jay Malinowsky, solo pienso en el momento de poder compartir la belleza. Y, como pasa con todo lo bueno, ese momento llegó.