La canción de las 14:24. Pensando en una canción que me sonara a vacaciones, escuché a mi cabeza. Lo suelo hacer de vez en cuando. Ella misma, poco a poco, iba encargándose de hacerme tararear un ritmillo tan atractivo como original. Tardé un pelín, pero al final la encontré. Gracias, cabecita linda y parlanchina. Gloria eterna a David Byrne y a sus siempre esplendentes Talking Heads.