La canción de las 18:02. Aunque no lo parezca, estoy de estreno. Cambié de casi todo, muda incluida, aunque a lo fundamental le di permiso para permanecer. Probé por si acaso también se había visto modificado mi amor por la mejor música del momento. Pasé el algodón, y no, ahí estaba como casi siempre, aunque no descarto que mi presencia por aquí se vea algo disminuida. Intentaré que no sea así, claro, porque de lo contrario, nunca habría caído en la cuenta de escuchar a esta chica de 22 años, mitad española, mitad suiza, a la que, literal, le gusta cantar y la Coca-cola sin hielos. Una de las dos cosas a mí también me gusta, pero la estoy dejando.