La canción de las 12:04. Domingo es, mas domingo fresco. Nevó ayer, y lo hizo como siempre por estos lares: sin avisar. Traidor, por tanto. Primera y casi última señal del invierno que ni fue. Domingo es hoy, quinto del tiempo ordinario, último antes de la Cuaresma. Domingo de atiborrarse de carne que luego ya todo se sabe. “Yo solo quiero ver el mar / no quiero nadar”, escucho de fondo. Busco y encuentro que así cantan los brillantes chicos de Espiritusanto. Mejor nombre, imposible. Religioso me levanté, pelín sacrílego también. Por cierto, quiero lo mismo que ellos.