La canción de las 13:14. Una única canción de esta chavalada gallega pude escuchar en la mágica y sabatina noche del brutal concierto de José González en Santiago. Eran los teloneros del primoroso sueco de nombre tan común y de talento tan extraordinario. El pulpo, los boquerones, las patacas y la mejor de las posibles compañías, fueron las causantes. Las perdono a todas ellas. Confieso mi pecado y el deán de la catedral me impone como penitencia compartir su música. Presentaciones hechas: Amigos de la música, aquí Os amigos dos musicos. Encantados todos de conocernos.
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