La canción de las 14:38. Me quedé sin voz y no supe muy bien qué decir. Sin saberlo muy bien todavía, recupero a medias mi timbre y con él, mi querido espíritu dadivoso para musicar regalos. El de hoy me llega desde mi patria gallega, Compostela, en forma de grupo que autodefine su producción como de canciones hechas a mano. El nombre, Sinestesia, me lleva a la clase de octavo en la que me explicaron las figuras retóricas y a las sonoras soledades. Su nuevo disco me ha atrapado. Esta canción, “Lagartos”, especialmente.