19 de noviembre. Dr. Sapo

La canción de las 14:43. Encuentro a Dr. Sapo de la única forma posible, escuchando la radio que más oigo. Pública, para más señas. Y allí suena. Y allí me quedo. A vivir, si es necesario. No es médico este doctor llamado en su vida normal Miguel de Lucas. Si quedamos en que Guadalajara existe, allí vive. Y canta, entre otras linduras: “Me gusta estar con los humanos / pero no sé cómo saludar / si besar / o estrechar la mano”. Croemos con él.
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18 de noviembre. Being Berber

La canción de las 13:52. Señoras, señores, chicas, chicos: otro descubrimiento descollante. Y además a estas horas, con ganas ya de comer por más que hoy tiene pinta de no poderse ni sentar uno a disfrutar del culinario placer. Allá va mi satisfacción musical del día. El americano Chris Peterson lidera esta formación madrileña llamada Being Berber. Le han hecho una maravillosa canción a María, una señora que atiende su bar en Malasaña desde 1967. Me encantan: la canción, la historia y el vídeo que han hecho con la propia mujer hablando del vermut. Talentazo encantador.

17 de noviembre. René Aubry

La canción de las 23:02. Llego tarde, pero lo hago con música para tapar el frío y desear buenas noches. Cual mantita, la guitarra del francés René Aubry da calor del bueno. No de ese de las atosigantes calefacciones centrales sino de ese otro, el del roce de pie y de piel. Más, si cabe, en este “Salento” que vuelvo ahora a escuchar después de tantísimos años. Con la edad perdió lo justo, si es que lo justo equivale a nada. Aubry, ya digo, es galo. Razón de más para buscar en él lo que más necesitamos.
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16 de noviembre. Timber Timbre

La canción de las 13:56. Vivimos a la espera del siguiente golpe mortal. Se producirá, sin duda, pues la mente humana es, para lo bueno y especialmente para lo muy malo, completamente inexcrutable. Al menos, que no es poco, vivimos. Y, frente a la barbarie, banderitas de redes sociales aparte, seguimos haciendo nuestras cosas. Afortunados somos. Entre las mías preferidas, escucho música. Especialmente de esa que, sin yo saberlo, me calma. Los fantásticos canadienses Timber Timbre hicieron esta maravilla en 2009 que lo consigue. Probad. Seguro que no soy el único.
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The 13:56 song. We live waiting for the next fatal blow. It will occur, certainly, because the human mind is, for better and especially for worse, completely inscrutable. At least, more than enough, we live. And, against barbarism, flags of social networks aside, we keep doing our things. Lucky us. Among my preferred ones, I listen to music. Especially that one which, unbeknownst to me, calms me down. The fantastic Canadian Timber Timbre made in 2009 this wonder that gets it. Try. Sure I’m not the only one.

15 de noviembre. Elefantes

La canción de las 13:50. La música de José Luis Perales era de las pocas que resonaba en mi casa. No fue demasiado musical mi infancia, de ahí mi compulsión actual. Este “Te quiero” lo recuerdo con nitidez. Ahora, también. La última versión es ésta que hoy regalo, el avance del nuevo disco de Elefantes. El lesbiano Balmes y los chicos de Sidonie les acompañan. Todos se quieren. No es mal ejemplo con la que está cayendo. Disfrutad, si os dejan.

14 de noviembre. Karl Jenkins

La canción de las 12:08. No tratemos de entender la barbarie. En principio, y hasta donde yo puedo saber, no somos bárbaros. Por eso nos cuesta comprender lo horrible que pasa a nuestro alrededor. No nos queda mucho más que llorar. Somos demasiados en este mundo como para que éste no contenga, siempre, un porcentaje, máximo o mínimo según las épocas, de animales sin ningún corazón. No seré yo como los políticos de turno que, haciendo lo que deben, anuncian el triunfo definitivo sobre la barbarie. Matar es tan fácil que yo mismo lo podría hacer esta misma mañana varias veces. Recordando a los muertos de París y a sus familias, llorando por ellos, esta impagable melodía resonaba en mi conciencia. Karl Jenkins compuso hace un par de décadas ya esta maravilla titulada “Adiemus”. Quien nos la dio a conocer, el gran Ramón Trecet, despedía siempre su programa de radio con aquel “Buscad la belleza, es la única protesta que merece la pena en este asqueroso mundo”. Pues eso.

13 de noviembre. Los Vengadores

La canción de las 12:30. Dígales que se venguen. Y se vinieron. Creo no ser vengativo, aunque la mínima dosis diaria de televisión que consumo, deportes aparte, me hace dudar. Significa prácticamente lo mismo vengativo que vengador, mas no suena igual. De hecho, Los vengadores, especialmente estos a quienes hoy os presento, suenan muy bien. Desde la capital de la contaminación, llevan más de una década haciendo música, lo último este “Atlántico”, que regalo sin pedir nada a cambio. Mi mar predilecto para cerrar el círculo.
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12 de noviembre. La perra de Pavlov

La canción de las 10:26. Respondo a los estímulos como el perro aquel del famoso ruso Pavlov. Aquel salivaba, yo, más o menos lo mismo. Se supone que aquel animal del experimento era macho. Solo se supone. Desde Canarias, lo discuten al inclinarse, sabios, por el género femenino. La perra de Pavlov acaba de sacar al mercado su primer larga duración. Este “Zapatos” discurre por la banda del pop electrónico que tanto se lleva últimamente. Es la nueva moda y ellos lo hacen muy bien. Calcémonos, salivemos y bailemos.
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11 de noviembre. Adriana Moragues

La canción de las 12:58. Regreso a una de las raíces de este modestísimo blog de música e ilusiones: la plena sensibilidad. Tropiezo en cibernética búsqueda con la emocionante música de Adriana Moragues y en ella me quedo a vivir, a comer, a dormir y también a hacer lo que indican todos los verbos que acaban en arte. “…Quiero conjugar contigo todos los verbos que acaben en arte…”, como ella canta. A su lado, en divina unión, la poeta Elvira Sastre acompaña con luminosos versos los rasgueos de la preciosa guitarra. Si alguien da más, que hable. Mejor, como no lo dará, que calle para siempre. Y escuche.

10 de noviembre. Dixie Town

La canción de las 10:41. Por el interés, te quiero Andrés (Calamaro, Iniesta o mi propio primo). Por el interés, no puedo hacer otra cosa que repetir lo que ya por aquí he escrito más de una vez. La mejor música americana del momento no la busquéis ni en Wisconsin ni en Memphis ni en Minneapolis. Allí no la encontraréis. Sin embargo, buscad, buscad un pelín en Galicia y descubriréis bandones cuasi yanquis cual setas. Varios, insisto, ya han pasado por aquí. Los que descubro hoy, y al momento comparto porque no hay nada mejor que polinizar con belleza, se llaman Dixie Town, son de Vigo y por su disco “Same Old Story” pasan, uno tras otro, los mejores géneros de la música popular norteamericana, la mejor de casi todos los tiempos.
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