31 de marzo. Oques grasses

La canción de las 21:04. En el poco rato que los más pequeños me dejan, escucho junto al mar música con aroma mediterráneo. Amante de las canciones interpretadas en catalán como soy, por aquí lo tengo más que sencillo. Veo por las cuadriculadas calles de por aquí carteles con el original nombre de Oques Grasses, los busco, los oigo y, vaya, también me valen. Música festiva y alegre ideal para combatir infernales montañas rusas de interior. Os los regalo, ya de noche, y sin atisbo alguno de la santidad que os rodea y de la que yo no tengo casi ninguna noticia. “Sexy” se llama esto. No digo más.

30 de marzo. Eric Clapton

La canción de las 17:33. Utilizaré hoy este blog de música e ilusiones para recordar que cumple años uno de los más grandes de todos los tiempos. Varias semanas cubrirían los regalos que de Eric Clapton, 70 desde hoy, se podrían hacer. Y ninguno desmerecería al anterior y mucho menos al siguiente. En la mejor compañía posible, con mi ídolo de juventud Mark Knopfler, y en oportunísimo lugar, en el concierto homenaje a Nelson Mandela en Wembley, Clapton cantaba aquello de que esta noche estabas maravillosa. Cómo lo sabía.
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Un bote de Don Limpio. La Bien Querida en concierto.

Sobre qué hacía yo en Hospitalet de Llobregat la noche del pasado sábado se podría escribir todo un libro, mas a casi nadie le importaría lo más mínimo. A ochocientos kilómetros de casa, si es que hogar tengo, pero a muy poquitos del mar. Suelen ser consideradas como coyunturas aquellas ocasiones que, por no habituales, se aprovechan para realizar lo inexplicable y ésta fue una de ellas. Minutos después de que Enric Montefusco, cantante de Standstill, me preguntara en plena calle por un cajero de La Caixa, decidí continuar con mi noche de locura apostando por ver a La Bien Querida en concierto.

Y acerté.

Se empeña Ana Fernández-Villaverde en ensuciar el sonido de aquellas canciones que hace años brotaron cual acústico romancero. Me empeño yo en adquirir botes y botes de Don Limpio para seguir disfrutando a raudales de su cada vez más poderosísimo directo. Es Ana, la Bien Querida de aquí en adelante y también de aquí para atrás, una de las mayores causantes de mi apertura musical, de que me haya convertido en una auténtica esponja, de que no me den igual ni ocho ni especialmente ochenta, de que mi dial se haya transformando en un mosaico de pinturas a cual más rara; de que, en fin, me rebele ante el riesgo de perderme el talento existente en gran parte de esa música nacional que huye de las patéticas radio fórmulas de turno.

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Es un concierto de La Bien Querida, al menos lo fue en grado sumo el del Let’s Festival al que asistí la otra noche, una perturbadora comunión de amor y sintetizadores. Nadie, ni de aquí ni de allí, emplea tanto en sus canciones las palabras “Te quiero” como esta lacónica bilbaína. Me río yo de almíbar y de pasteles, de telenovelas venezolanas, de bisbales y bustamantes. Me encantó sorprenderme cantando a voz en grito esa preciosidad llamada “Muero de amor” mientras veía a un fornido alemán aporrear una batería electrónica de esas de las de antes.

Y no era solo yo, que allí estábamos unos cuantos cientos de tipos haciendo eses de amor con las caderas, reconociendo poderes extraños, sabiendo que el 9.6 indica nuestra frecuencia favorita y, sobre todo, creyéndonos a pies juntillas eso que de que si la pena matara, ya nos hubiéramos muerto todos nosotros.

Seguiré, y a bastante honra, teniendo que explicar qué conciertos voy a ver. Continuaré inventando circunloquios para no explicar que La Bien Querida es una tipa vasca que canta al amor abducida por melodías cibernéticas y oscurísimos sintetizadores. Aunque sea un esfuerzo, y a veces ni eso.
Fecha: 28 de marzo de 2015.
Lugar: Salamandra 2 (Hospitalet de Llobregat).

28 de marzo. Manel

La canción de las 18:56. No lo pensaba yo ni en la mejor de mis pesadillas, pero a esta misma hora respiro y casi veo el mar. No hay medio mal que por muy bien no venga. Echo de menos el atento aroma de los lirios mágicos, pero echo de más el olor del agua que las leves olas traen hasta mí. Estoy en la tierra del más mejor de los mejores grupos que casi nunca escuché. A ver si algo se me pega. Que sirva de precedente: hoy repito canción. Por tantas y tantas cosas. Al mar.

27 de marzo. Núria Graham

La canción de las 11:15. Por el acento les conoceréis, dicen que dijo alguien. Esta gloriosa Núria a la que hoy os presento lleva tilde en su nombre por su origen catalán. De Vic, para ser más concretos. Triviales aspectos natalicios aparte, Núria Graham canta de espectacular modo y manera. Si alguien alberga alguna duda sobre si la música amansa o no a las fieras, que pinche en el enlace. Luego de la escucha, hacemos un cine fórum sobre el particular.

26 de marzo. Julián Mayorga

La canción de las 12:46. No son fáciles de escuchar las canciones de Julián Mayorga. Tampoco lo es vivir y en ello nos empeñamos por más que de cuando en vez nos vaya la vida en ello. Este interesantísimo cantante colombiano compuso hace ya unos añitos esta pequeña obra experimental no apta para oídos radioformuleros. “… Día diez / ojalá pudieras odiarme al revés / Corazones derrotados / métodos desesperados de / quedarme en el pasado / e impedirte olvidar…”. Pues eso mismo.

25 de marzo. Bicycle Thief

La canción de las 11:21. El ladrón de vidas se llevó ayer 150 en uno de esos segurísimos pájaros voladores. Hoy ha vuelto a repetir su hazaña y, entre multitud de desarmados anónimos, está Pedro Reyes. Lo que me reí con él ni su propia desaparición lo borrará. Los recuerdo hoy, a unos y otros, a todos en general, con otro ladrón, en este caso de bicicletas. Bajo demominación inglesa y cinéfila inspiración italiana pero procedentes de la vecina Valladolid, Bicycle Thief son el regalazo de esta mañana de sol exterior y nubarrones de andar por casa.

24 de marzo. Xoel López

La canción de las 11:46. Rara vez la letra de una canción tiene tan poco que ver con lo que hoy mismo me gustaría expresar. Casi, casi, justo lo contrario. Pero es lo nuevo del más grande de la penúltima generación y no puedo ahorrar más tiempo para darlo a conocer. Es brillante, incluso en un directo de andar por casa y en acústico. Tras su escucha, solo acierto a decir una cosa: gracias por haberme hecho sentir tanto. A ti y a Xoel.
Para escucharlo mejor y más limpio, el enlace en spotify es: 

23 de marzo. St. Paul and The Broken Bones

La canción de las 12:45. Rellenad en el espacio que dejan los puntos suspensivos. Si no fuera por la música… Por ejemplo, por esta barbaridad que hoy me ilumina en diminuto cuarto menguante. Desde la Birmingham de la americana Alabama, llegan seis bravos animales, seis, comandados por un brutal Paul Janeway a la voz cantante, para enseñar tuercas sin vueltas. La mejor música de siempre hecha de la mejor manera posible. Una barbaridad como otra cualquiera.

The 12:45 song. Fill in the space left by suspension points. If it were not for the music … For example, for this outrage that today enlightens me in tiny waning moon. From the American Birmingham of Alabama, six brave animals arrive, six, led by a brutal Paul Janeway, to teach notches without turns. The best music ever made in the best way possible. A greatness like any other.