22 de marzo. Pablo Sciuto

La canción de las 11:43. Para un loco del fútbol como quien esto escribe, no es Uruguay un país como otro cualquiera. Un pequeño lugar en el que habita una inigualable tropa de fantásticos héroes balompédicos es poco menos que el paraíso terrenal. Eso ellos, porque ellas, con ese acento matador, podrían acabar con el más pintado de los varones enamoradizos. Balones aparte, sigo reconquistando terrenos musicales antes perdidos y a cada nueva bandera que clavo, más encantado me encuentro. Cual postmoderno Colón, Pablo Sciuto es mi penúltimo descubrimiento. Virrey me autoproclamo desde ya.

21 de marzo. Nunatak

La canción de las 14:10. Siempre me gustó aprender. En este espacio lo hago a diario de música, pero no solo. Por ejemplo, hoy he descubierto que un nunatak es un pico montañoso que se encuentra rodeado por un campo de hielo. El saber sí ocupa lugar, el único problema es encontrárselo. La versión musical de Nunatak suena exactamente a eso, a pico montañoso rodeado por hielo, pero a un maravilloso pico rodeado por una originalísima capa de hielo. Pasemos frío y abriguémonos con sus canciones.

20 de marzo. El Kanka

La canción de las 8:59. Aunque Dios no me ayude en demasía, madrugo. Voy por la calle con las orejas bien abiertas, lo que me cuentan, y sobre todo lo que me cantan, me entra por un lado y por ningún otro me sale. Hace unas horas, solo unas pocas horas con sus muchos minutos y sus más segundos, me hablaron de El Kanka y acto seguido ya está entre mis predilectos. Os lo dejo en prenda junto a su inseparable “Manin”, fiel a ese monumental cajón que suena como debía de sonar la música en aquel orgiástico jardín de las delicias. Esta vez no os lo pido, directamente os lo exijo: disfrutad conmigo.

19 de marzo. Javier Álvarez

La canción de las 11:10. Si esto fuera una red social cualquiera, aprovecharía hoy este prescindible espacio cibernético para felicitar a padres, joses, josés, josefas; me pondría más sentimental de lo habitual y llevaría mi reconocido exhibicionismo hasta cotas de todo punto insospechadas. Pero en estas que llega el diablillo que llevo dentro y me lleva por la senda del delirante gamberrismo. Y llego a un grande, a Javier Álvarez, uno de los mejores de nuestra generación. Tengo la impresión de que en este genial “Padre”, el cantante madrileño se dirigía a un señor cura, pero me viene que ni pintado para ilustrar musicalmente esta, pelín empalagosa, celebración.

18 de marzo. Francis White

La canción de las 9:40. Necesitaba urgentemente encontrar la música de Francis White. No lo conocía pero yo sabía que existía y que me iba a dar eso, exactamente eso, justo lo que me pedía mi cuerpo y me urgía mi cabeza. Pese al nombre artístico y al imperial idioma en el que canta, el chaval es de Madrid. Nunca jamás importaron procedencias o lenguas en este lugar de diario asueto. Tan solo la belleza y el más puro de los talentos.

17 de marzo. Michael Ó Súilleabháin

La canción de las 11:16. Efectivamente hoy es San Patricio, patrón de la verde e imperial Irlanda. Lo celebro a lo grande con una obra magistral de un hombre del Renacimiento, irlandés universal, prohombre de Limerick, pianista, escritor, profesor, difusor de cultura, productor de discos… Mente preclara la de Michael Ó Súilleabháin, que ideó esta joya que lleva revoloteando en mi cabeza más de dos décadas. Rogaré a San Patricio que ahí siga.

16 marzo. Sharon Shannon

La canción de las 11:50. En la víspera de San Patricio y en el posterior día a la gran victoria elijo a la gran Sharon Shannon como una de las mejores formas de expresar mis sentimientos. Ayer fui muy irlandés. Tengo la fundada sospecha de que lo he sido toda mi vida, pero pocas veces como disfrutando de la victoria en el Seis Naciones de rugby. Ahí me veis saltando, gritando, maldiciendo a los franceses, emocionándome en fin, con el mayor de los deportes que nunca han sido, el más puro, el genuino, el auténtico, el espejo ante el que ese otro en el que todos estamos pensando no ha de mirarse jamás por temor a la vergüenza más atroz. Pensando, por supuesto, en cómo lo habrá disfrutado mi primo Pablo desde la estrella más luminosa del nocturno cielo. Si os parece bien, a partir de hoy llamadme Liam O’Rodriguez, de los O’Rodriguez de toda la vida y disfrutad conmigo.

15 de marzo. Josele Santiago

La canción de las 12:01. De los mejores momentos que uno pueda esperar, la sabatina mañana, para recuperar la voz de Josele Santiago, el enemigo más íntimo de la música nacional. Disfruto con ella, en particular con este “Fractales”, que escucho con más que ardoroso agrado tras pasar consulta por la imprescindible wikipedia. Un fractal, dice la moderna biblia cibernética, es un objeto geométrico cuya estructura básica, fragmentada o irregular, se repite a diferentes escalas. Y yo voy, y sin separar ni un milímetro los pies hasta dejarlos juntillos, me lo creo.

14 de marzo. Hendrik Röver

La canción de las 11:34. A solo metro y medio. Esa fue la distancia a la que vi tocar la guitarra una inolvidable noche de hace un par de décadas a Hendrik Röver. No sé cómo la tocarían los mismísimos ángeles, pero sí sé que durante hora y media toqué el cielo y que de allí decidí no bajar jamás. A mi hermano pequeño y a un servidor, aquellos gloriosos Deltonos nos hicieron crecer y nos llevaron a disfrutar del mejor blues en castellano que nunca jamás habíamos escuchado. Han pasado los años y Röver sigue haciendo diabluras. Más pausadas, pero diabluras a fin de cuentas. Gloria eterna.

13 de marzo. Beirut

La canción de las 11:02. Echo de menos viajar como quien echa de menos respirar. Me ahogo sin volar. Afortunadamente sé convertir mi mente en avión ultraligero para conocer lugares en los que nunca he hecho pie. Hasta hace poco tan solo asociaba Beirut con bomba y destrucción. La excusa musical de hoy me proporciona un nuevo y fantástico significado. Un día leí en una entrevista a mis idolatrados Manel que les preguntaban por si alguna vez habían escuchado a un grupo que se llamaba Beirut y que hacían algo parecido a ellos. La respuesta, por cierto, fue negativa. Comparaciones odiosas al margen, hoy les escucho con un sentimiento fronterizo entre el agrado y el placer.