La canción de las 11:47. Necesitaba una canción alegre para combatir penas deportivas y de las otras. Encontré mucho más que eso. Hallé una melodía fantástica capaz de modificar rostros y de cambiar lágrimas por risas y tristezas por sonrisas. Los hacedores de tamaño milagro se llaman Herman Dune, son dos, franceses para más señas, y ocupan un lugar preclaro en mi particular santoral de alegrías musicadas de ayer y de hoy.