La canción de las 12:33. Mis amigos lánguidos y yo, lánguido también, estaremos viendo esta noche a los chicos de Sidonie. En mi caso, les llevo siguiendo los pasos en este último mes: Sonorama, Ebrovisión y ahora en mi propia casa. Sus conciertos, ya sabéis y si no lo sabéis ya estoy yo aquí para decíroslo, son sinónimo de buen rollo y buena música, y no precisamente en este orden. Sus versiones de clásicos del rock de todos los tiempos desmerecen muy poquito al original. No milito en su ferviente club de fans, pero me gustan muchas de sus canciones. Ahora, eso sí, pocas, muy pocas, como este maravilloso incendio. A ver si tengo suerte y la oigo en un rato.